Mi querido Bandini. Acabo de terminar de leer uno de tus relatos: `Los pecados de la madre´ y te juro que he disfrutado tanto como cuando veía jugar en Barcelona a Egurbide, Ondarrés y a Chimela juntos. Qué retrato psicológico, qué maestría a la hora de reflejar las interioridades de las familias ítalo-americanas. Con las dos últimas páginas me han saltado las lágrimas como cuando Ondarrés entraba a bote-pronto y Chimela soltaba un bajonazo, un tiralíneas a dos metros del fleje inferior, y la pelota mordía la chula y besaba el piso para morir poco después. Continue reading