Magaña en México

Nos alejamos de Casa Senra y de la cafetería Cloty (escenario de un crimen), dejamos la calle San Francisco y nos adentramos por Berminghan para ir al Hidalgo 56; al inspector Garret le habían dado un soplo.
“La ensaladilla rusa del Hidalgo está tremenda, bastante mejor que la del Ezkurra”.
“Hay que probarla”, le digo. “Me encanta la del Ezkurra”.
“¿Sabías que los antiguos dueños del Ezkurra, uno de ellos al menos, jugaba a cesta-punta?” intento sorprender al inspector que sabe de todo.
“Con el nombre de Balda. La familia era originaria de Navarra, de Saldías, cerca de Leitza. Cazadores de jabalíes. Con uno de ellos llegué a jugar el campeonato de aficionados de Gipuzkoa, yo tenía 11 años. Los torneos de aficionados se jugaban en el frontón Urumea, cerca de la Zurriola. Imagínate cómo cambian los tiempos. Entonces en el campo aficionado en Gipuzkoa no había más que media docena de parejas, todos pelotaris veteranos. Uno era dentista, el otro profesor de auto escuela, bancario o barero como Balda; o zapatero como Xapaterito de Astigarraga. Salvo estos aficionados entusiastas, el resto debutaba como profesional en Madrid, Zaragoza, Barcelona, Palma de Mallorca o Canarias”. Continue reading