Tiros en el frontón México

Magaña estaba harto de vivir en la clandestinidad, sin noticias de Cloty y semanas encerrado, custodiado por dos frailes franciscanos, eran para volverse loco. Más para un hombre de acción. El trato exquisito en casa de los Pradera, las tertulias literarias… desmontaba la Luger, la engrasaba y la volvía a montar con los ojos cerrados, como se ata una cesta, mecánicamente. Pasaban los días y él los contaba. Interminables. Necesitaba salir, respirar el aire contaminado de la gran urbe, el ruido del tráfico, la bulla de los vendedores ambulantes. Irse de parranda. Anticipar el peligro y esquivarlo, como lo había hecho en innumerables ocasiones. Continue reading

El tablero de corcho

Después de interrogar a Cloty nos pertrechamos de comida en el Ezkurra y el restaurante japonés. Ensaladilla rusa y sushi en abundancia. Al entrar en comisaría, Garro saludó a su ayudante con la cabeza, para entonces Pascual había apagado apresuradamente el porro que se estaba fumando. El vestíbulo apestaba a yerba.
Nos dimos un atracón, mejor dicho, la mayor parte se llevó el inspector. A mí con una ración de ensaladilla me bastaba. Pasaba de sushi, esos pedazos de salmón, pescado crudo… me echaba para atrás. “Cómo se nota que no has vivido en Oriente”, me dijo Garro mientras se tragaba el último pedazo de salmón empapado en salsa de soja. Se había pimplado la botella de txakolí y varios lamparones resaltaban a la altura del pecho de su guayabera. Después de la ingesta se le veía de muchos mejor humor. A través del interfono llamó a Pascual y le pidió un par de cafés. “El mío, como siempre, bien cargado”. Continue reading