Let me tell you something, Steve

My dear friend
How are you doing, pal? I got your letter back. I was so glad to hear from you. I know that you are not in Tweeter, Facebook or things like that, so I wasn’t sure if I would reach you with my letter. I did!
I´m sorry about the weather down there if it’s not as hot as you like. Don’t worry. Spring will soon arrive and summers hell too. So you can get your bicycle and go riding through Dania Beach boardwalk , and on your way back you can stop at Dania Casino and talk with Benny. Because according to what you say, you haven’t seen him since Dania closed. Continue reading

Cuatro de los grandes

La idea puede que fuera del PR (public relations) del frontón Hartford Jai-Alai. La de juntar a cuatro de las estrellas del cuadro, cuatro delanteros –Mendi, Zulaika, Katxín y Remen– y hacerles posar en lo más alto de un edificio del centro de Hartford. Los cuatro visten la misma camiseta, color rojo, el color del uno en las quinielas. ¿Existe tal vez algún mensaje en el hecho de que los cuatro lleven la misma camiseta? Era la camiseta que no usaban habitualmente o puede que la intencionalidad fuera por otro derrotero: los cuatro eran unos números uno. Continue reading

Una Noche Inolvidable

Las nubes amenazaban lluvia cuando llegamos a Gernika, al fondo en la montaña una cortina gris así lo indicaba. Intentamos aparcar el coche en el extenso parking cercano al frontón, no había manera. Desistí de ir más allá y lo dejé aparcado en una zona ilegal con la esperanza de la permisividad de los municipales en un día tan señalado. Hoy hay llenazo, comenté. Si quieres saber cual va ser la entrada en un frontón, primero fíjate en el parking y la cantidad de coches en él. Segundo, si hay gente en la entrada del recinto. Efectivamente, un numeroso grupo de personas se arremolinaba en la entrada del jai Alai. Continue reading

Hazañas

Cuenta Red Smith –antiguo cronista de deportes en el New York Times– en sus memorias, cómo en cierta ocasión el director del periódico le amonestó porque no hacía más que endiosar a las figuras del deporte. A qué se debe esa tendencia a elevar a la categoría de dioses a los capaces de destacar en el deporte. Hasta llevarlos a los altares y con el paso del tiempo convertirlos en mitos y leyendas. A la necesidad del ser humano de héroes, tal vez. Al disfrute de hazañas hechas por otros pero que en realidad hubieras deseado ser tú el protagonista, puede ser. Continue reading