Fuga de la prisión

Mientras pide al camarero un plato de chorizo picante me dice el inspector “Garret”.
¿“Sabes que un Aberri Eguna le salvó el pellejo a Magaña?”…
Garrito no deja de ser una caja de sorpresas.

Se reunían en el Toki-Ona. Pelotaris, frailes y boxeadores que se hospedaban en el hostal. “Hay que sacar a Magaña de la prisión”, la opinión era unánime. “Antes de que sea tarde y lo lleven al paredón”. El Vaticano, la embajada española, Hemingway también había hecho alguna gestión. En vano, Magaña seguía preso en La Cabaña y su vida peligraba..
No todos sus compañeros le veían con buenos ojos, algunos no compartían la agitada vida que había llevado. “Él se lo ha buscado”, decían. Continue reading