A FÉLIX MARAÑA
Plaza del Buen Pastor, en la librería Ereña.
Me atendió un anciano de bata azul y mirada extraña.
¿Buscas poesía? Me condujo a la trastienda.
Aquí no entra dios, ni tampoco la policía.
¿Acaso es usted escritor?
No, le respondí, soy un aprendiz de lector.
Oh! Mejor todavía. Continue reading