Guillermo estaba atravesando una mala racha de juego, cada vez jugaba peor y andaba desesperado. Su aventura en la pesca de tiburones en Cayo Largo había sido una experiencia fallida y físicamente estaba deshecho. Un día conoció a través de Ernest Hemingway un personaje con el que hizo buenas migas desde el primer momento, un tipo de dos metros de altura y gran deportista. Fred de Marigny, de origen francés, se hacía llamar: duque de Marigny. El aristócrata se convirtió rápidamente en incondicional admirador de Guillermo. Iba a verle a todos los partidos que le programaban en el Jai-Alai de La Habana. Con cada derrota de Guillermo el duque de Marigny sufría. Éste le hizo saber que todos sus males se debían a que tenía todos los músculos agarrotados y el cuerpo intoxicado. Le propuso un régimen de vida especial. Continue reading