Le veía tan tranquilo al inspector que a veces me daba la impresión de que tenía el caso resuelto y lo único que hacía era jugar conmigo, como un niño travieso que sabe todas las respuestas y no quiere desvelarlas por el momento. No en vano su fama le precedía, haber resuelto los casos más complicados en cuestión de días. Era éste, el del caso “Cloty”, uno más en la lista, me preguntaba. Continue reading
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Magaña, cita con un extraño
No quedaba rastro de rabas en el platillo ni gota de chacolí en los vasos. Una mueca de disgusto asomó en la comisura de los labios del inspector al ver sobre su oronda y reluciente guayabera blanca una gota de grasa.
Chasqueó los dedos para llamar la atención del camarero. Con una vocecita que no correspondía a su masa corporal, le pidió una ración de croquetas y dos chacolíes más. Continue reading
Los Pradera y los Castro
“Oye Garrito”, le digo al inspector. “Si Magaña y Guillermo aceptan la propuesta de la mafia, la historia del jai-alai hubiera cambiado radicalmente”.
“Imagínate”, acomodándose en la silla estiró las piernas y cruzó las manazas en su regazo. “Es algo imprevisible. Difícil respuesta. Pura especulación. A la mafia solo le interesaba ganar dinero, controlar los negocios. Tal ve hubiera ayudado a expandir el jai-alai por todo EEUU, o tal vez, no. El verdadero enemigo de los frontones han sido los casinos. Además, si la mafia pone sus garras en el jai-alai, hubieran llegado los amaños en la cancha. Si algo ha permitido que el jai-alai se mantenga durante casi un siglo ha sido la honradez de los pelotaris; aunque el 99% del público crea que las quinielas están arregladas”. Continue reading
El tablero de corcho
Después de interrogar a Cloty nos pertrechamos de comida en el Ezkurra y el restaurante japonés. Ensaladilla rusa y sushi en abundancia. Al entrar en comisaría, Garro saludó a su ayudante con la cabeza, para entonces Pascual había apagado apresuradamente el porro que se estaba fumando. El vestíbulo apestaba a yerba.
Nos dimos un atracón, mejor dicho, la mayor parte se llevó el inspector. A mí con una ración de ensaladilla me bastaba. Pasaba de sushi, esos pedazos de salmón, pescado crudo… me echaba para atrás. “Cómo se nota que no has vivido en Oriente”, me dijo Garro mientras se tragaba el último pedazo de salmón empapado en salsa de soja. Se había pimplado la botella de txakolí y varios lamparones resaltaban a la altura del pecho de su guayabera. Después de la ingesta se le veía de muchos mejor humor. A través del interfono llamó a Pascual y le pidió un par de cafés. “El mío, como siempre, bien cargado”. Continue reading
Misterio sin resolver en Café-Cloty
Mi querido Bandini
Hace tiempo que no te escribo ni tengo noticias tuyas. Imagino que andas enfrascado en la revisión de tu novela: “Un año pésimo”. Sé que no me lees porque no tienes tiempo para leer majaderías, cosas insustanciales, historietas para antiguos colegas más que para literatos como tú. Dame tiempo, Bandini, dame tiempo. Llegará el día que escriba algo de tu halago y pase a la posteridad.
Como no lees lo que escribo, te voy a resumir una historia que me sucedió hace unos cuantos días. Continue reading