«Justicia revolucionaria»

Lo trajeron arrastras entre dos soldados. Lo dejaron tirado en el suelo como si fuera escoria. Tenía cortes en la cara, un ojo cerrado; el otro, a medias. Moretones y magulladuras y puede que algún hueso roto. Respiraba con dificultad.
Cuando llegó el padre Arzuaga no lo reconoció hasta que otro preso le dijo:
“Padre, este pobre hombre es un paisano suyo”.
“Ha sido muy duro”, con un hilo de voz Magaña al franciscano. Continue reading

Los Pradera y los Castro

“Oye Garrito”, le digo al inspector. “Si Magaña y Guillermo aceptan la propuesta de la mafia, la historia del jai-alai hubiera cambiado radicalmente”.
“Imagínate”, acomodándose en la silla estiró las piernas y cruzó las manazas en su regazo. “Es algo imprevisible. Difícil respuesta. Pura especulación. A la mafia solo le interesaba ganar dinero, controlar los negocios. Tal ve hubiera ayudado a expandir el jai-alai por todo EEUU, o tal vez, no. El verdadero enemigo de los frontones han sido los casinos. Además, si la mafia pone sus garras en el jai-alai, hubieran llegado los amaños en la cancha. Si algo ha permitido que el jai-alai se mantenga durante casi un siglo ha sido la honradez de los pelotaris; aunque el 99% del público crea que las quinielas están arregladas”. Continue reading