El tablero de corcho

Después de interrogar a Cloty nos pertrechamos de comida en el Ezkurra y el restaurante japonés. Ensaladilla rusa y sushi en abundancia. Al entrar en comisaría, Garro saludó a su ayudante con la cabeza, para entonces Pascual había apagado apresuradamente el porro que se estaba fumando. El vestíbulo apestaba a yerba.
Nos dimos un atracón, mejor dicho, la mayor parte se llevó el inspector. A mí con una ración de ensaladilla me bastaba. Pasaba de sushi, esos pedazos de salmón, pescado crudo… me echaba para atrás. “Cómo se nota que no has vivido en Oriente”, me dijo Garro mientras se tragaba el último pedazo de salmón empapado en salsa de soja. Se había pimplado la botella de txakolí y varios lamparones resaltaban a la altura del pecho de su guayabera. Después de la ingesta se le veía de muchos mejor humor. A través del interfono llamó a Pascual y le pidió un par de cafés. “El mío, como siempre, bien cargado”. Continue reading

Nuevas revelaciones en el caso Café-Cloty

Nos habíamos citado en Casa Vergara. Haríamos una ronda de pinchos y después iríamos a Café-Cloty para interrogar a la dueña. Desde que Garro pidió el traslado de Amoroto a Donostia, hacía tres meses, a la comisaría de Gros en concreto, no había mañana que no hiciera el mismo recorrido: Casa Vergara, Hidalgo, Senra… una docena de pinchos, media de txakolís y se iba a echar la siesta a la comisaría. Y, de paso, a reflexionar sobre el caso que tuviera entre manos. Continue reading

Aparece un cadáver en el Café-Cloty

A eso de las diez de la mañana caminaba por la calle Berminghan cuando vi pasar varios coches de la Ertzaintza a toda velocidad y con las sirenas a todo meter. Doblaron por San Francisco a pesar de ser peatonal y a los pocos segundos los perdí de vista.
Apresuré el paso y el corazón me dio un vuelco al comprobar la cantidad de patrullas y el gentío arremolinado en los alrededores de Café-Cloty. La policía había justo acordonado la zona y la cantidad de curiosos iba en aumento.
A empujones y codazos fui abriéndome camino entre la gente hasta llegar a la cinta policial. “Ha aparecido un hombre muerto dentro de la cafetería”, oí cómo le decía una señora mayor a otra de su misma edad. “Válgame Dios ¡qué horror!”, santiguándose. Continue reading

Misterio sin resolver en Café-Cloty

Mi querido Bandini
Hace tiempo que no te escribo ni tengo noticias tuyas. Imagino que andas enfrascado en la revisión de tu novela: “Un año pésimo”. Sé que no me lees porque no tienes tiempo para leer majaderías, cosas insustanciales, historietas para antiguos colegas más que para literatos como tú. Dame tiempo, Bandini, dame tiempo. Llegará el día que escriba algo de tu halago y pase a la posteridad.
Como no lees lo que escribo, te voy a resumir una historia que me sucedió hace unos cuantos días. Continue reading

Maletina trenean

Hendaiako tren estaziotik abiatu ginen, abuztu hondarreko arratsalde euritsu batean. Aitak lagundu zidan niri, osaba batek nire bidaideari. Hamabost urte besterik ez nuen, bi urte zaharragoa nirekin bidaiatzera zihoan goiherritarra. Urduri nengoen ni, bera nola ote zen sentitzen, ez dakit. Hogeitamar urte lehenago, Hitler eta Franco elkartu omen ziren bertan, horren berri geroago izan nuen. Continue reading