Crimen en el «Palas»

El mitin de «Podemos» en el Principal Palacio fue un éxito. Dos mil personas abarrotaban el recinto. Toto se erigió la estrella revelación de la noche, una gran fiesta en definitiva. Sin embargo, nadie hubiese imaginado que a la misma hora se cometía un crimen en la segunda planta. Pepe Chapazo, el viejo cronista, será el encargado de resolver el crimen.

Acudí de inmediato a la llamada de auxilio de Pepe Chapazo. Me recibió en su oficina, en realidad una mierda de cuartucho en un tercer piso sin ascensor de la calle Escudillers, a unos cien metros del «Palas». Continue reading

«Memorial Elola» (entrevista)

«Tengo una cosa, que no me cansa el frontón, estar horas y horas. La ilusión de verles jugar a los chavales y ver si sale alguno. Yo estoy encantado cuando alguien me pide un consejo».
Estas palabras sacadas de una entrevista que le hice a Elola hace unos años –la vuelvo a publicar a continuación– reflejan lo que supuso la pelota para José Ignazio. No le cansaba el frontón… Puedo dar fe de ello. Siempre que yo iba a Tolosa, al acercarme a la zona del frontón me fijaba si la puerta estaba abierta. Nada más traspasar el umbral se escuchaba el sonido de la pelota golpeando el frontis. Elola sentado o de pie en la cancha aleccionando a varios chavales. A veces no había nadie en el frontón, solo los aprendices y Elola, el maestro. Charlar con él era un placer, un conversador excepcional. Lo nuestro era monotemático: pelota y más pelota. Daba gusto escucharle. Hablar de viejos tiempos, describir pelotaris. Elola era un viajero incansable que vivía subido en una cometa llamada pelota. Continue reading

EZ ADIORIK, «CUARTILLO»

Siempre me gustó su apodo: «Cuartillo». Recuerdo haber preguntado en alguna ocasión de donde le venía el mote. De Mallorca, de su estancia en tierra balear, me dijo alguien. Algo así como que debió de pedir un cuartillo de vino en un bar y desde entonces se quedó con «Cuartillo». Seguro que «Gari» conoce al detalle la anécdota o sino «Kapela» que también estuvo en Mallorca. Lo cierto es que en nuestro colectivo no será el único caso que la anécdota crea el apodo. Me viene a la cabeza «Taxi» Alberdi al que en Canarias algunos compañeros le vieron llamando a un taxi»: ¡»Taxi!… «¡Taxi!… y desde aquel día Cruz Alberdi se quedó con: «Taxi». Continue reading

CONVERSANDO CON «CHUCHO» LARRAÑAGA

Los de Chucho Larrañaga fueron otros tiempos, no cabe de duda. Una época de esplendor para la cesta-punta. Larrañaga fue una pelotari irrepetible hasta el punto de convertirse en figura legendaria. Ha vivido la vida intensamente: «He vivido como 200 años». Fuerte físicamente, extraordinariamente fuerte, campechano como persona. Jugó hasta los 46 años en diferentes lugares pero a pesar de que reside en Miami, Méjico se le quedó clavado en el corazón. Allí pasó sus mejores años, doce, y él no los olvida. Sesea al pronunciar las palabras y todas ellas llevan impresa un deje mejicano que delata su paso por la capital azteca. Vive en la South West terrace de Miami pero regresa a Etxebarria, su pueblo, para un par de semanas. LLeva varios días después de haber visitado a su hijo de un primer matrimonio, un ingeniero que trabaja en Alemania. Nos sentamos en la terraza del Oiala de Etxebarria, su cuartel general, y nos disponemos a charlar. Chucho tiene buena memoria. Continue reading

CONVERSANDO CON EGURBIDE

«El público despidió a Egurbide puesto en pie aplaudiendo a rabiar. La figura –en La Habana con 20 años hizo llorar de emoción al cronista Eladio Secades al ver pegar a la pelota con semejante violencia– uno de los componentes de la hornada bautizada por «Aitona» como: «Los Ases». El que disputó el número uno a Ondarrés y Bengoa en Barcelona, año 71. Emparejado con Chimela trituró en esa misma plaza a tríos temibles… acababa de dar una exhibición a los 39 años. Egurbide, el fornido atleta, el de la nariz afilada apuntando hacia un mentón resguardado por unas formidables mandíbulas cuadradas– se dirigió a los vestuarios ajeno a un público entregado que no paraba de aplaudir. Su rostro impasible –ganar o perder, conservaba el mismo semblante– en la derrota más estrepitosa o en la más grande de las exhibiciones, como la de aquella tarde, un lunes de Gernika, verano del 78″.
(Extraído de un artículo escrito en mi blog) Continue reading