Antes de ir al frontón me tomo un buchito de café La Llave, me dicen que es mejor que Bustelo, la marca que tomábamos en mis tiempos de Tampa.
Estoy contento por doble motivo. Paseando por la urbanización con mis nietos he conocido a una señora que a su vez paseaba con otro niño. Le pregunto y me dice que es colombiana. Vino a este país hace 37 años y lo hizo de una manera peculiar.
Una prima suya que vivía en New Jersey le mandó 2.000 $ para que se viniera de Colombia. Contactó con una red de trafico de personas para facilitarle la travesía. Caminó, viajó en bus y en automóvil. Una vez en la frontera entre México y los EE UU, atravesó de noche el río Grande en un neumático de camión. Los coyotes esperaban y a ella, la única mujer del grupo, la condujeron por un desierto de Arizona. Caminaron toda la noche, solamente se detuvieron dos veces para echar un trago de agua de la cantimplora. Al amanecer, llegaron a una bifurcación donde les esperaba un auto que les condujo hasta Houston (Texas). Descansaron en un hotel y de allí los distribuyeron por destinos. Chicago, Los Angeles o a New Jersey, en el caso de María. Continue reading
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Aramayo y Travolta
Son las seis de la tarde. Los pelotaris han sido convocados por la empresa para sacar la foto de temporada del cuadro. Falta una hora para que empiece la función del viernes. Estoy sentado en The Grill, la cantina ubicada en el interior del casino, justo después del acceso al frontón. Huele a fast food; a fritanga. Varias personas esperan delante del mostrador a ser atendidas. En una mesa a mi izquierda dos mujeres de aspecto oriental dan cuenta de unas hamburguesas y french fries. Dos vasos de soda large size reposan sobre la mesa. Hablan en un idioma que no es el inglés. Continue reading
Arturo y Esteban (Crónicas de Florida)
Dos espectadores están sentados varias filas delante. Peinan canas, como nosotros. No pierden detalle del juego, al igual que nosotros. Animan a los pelotaris. Se han jugado unos pesitos y se nota. En una de las disputas uno de los zagueros retiene la pelota con el revés. Los dos aficionados gesticulan, levantan los brazos en un claro gesto de desaprobación.
Mendi II, al que le tengo a mi lado, me dice: “estos no han visto jai-alai en 30 años”. Continue reading
«¿Por qué no os largáis a otra parte?»
Eran las siete y media de la tarde. Caminé sin prisa la distancia que separa el parking de los pelotaris a la entrada principal. La temperatura era de unos 24 grados y soplaba una ligera brisa. Sentía una sensación extraña. Qué hacia yo en un lugar como éste después de casi un año de ausencia. Aquellos días de desconsuelo, de lágrimas y de abrazos. De despedidas. Sin embargo, ahí estaba yo como si no hubiera ocurrido nada. Como si fuera la cosa más normal del mundo. Continue reading
Con Bandini en la «Uni»
Dejamos la variante que lleva a Trabakúa y nos adentramos en Markina-Xemein. Eran las once y media de la mañana y se veía poca gente en las calles. En pocos minutos dejamos la fuente del Carmen y el Toldope a la izquierda y, ya en el Prado, doblé a la derecha hasta la altura del frontón, donde aparqué el BMW Cabrio frente a los baños. Bandini quería visitar la famosa “Universidad” de la cesta-punta y yo no me iba a oponer. Continue reading