A eso de las diez de la mañana caminaba por la calle Berminghan cuando vi pasar varios coches de la Ertzaintza a toda velocidad y con las sirenas a todo meter. Doblaron por San Francisco a pesar de ser peatonal y a los pocos segundos los perdí de vista.
Apresuré el paso y el corazón me dio un vuelco al comprobar la cantidad de patrullas y el gentío arremolinado en los alrededores de Café-Cloty. La policía había justo acordonado la zona y la cantidad de curiosos iba en aumento.
A empujones y codazos fui abriéndome camino entre la gente hasta llegar a la cinta policial. “Ha aparecido un hombre muerto dentro de la cafetería”, oí cómo le decía una señora mayor a otra de su misma edad. “Válgame Dios ¡qué horror!”, santiguándose. Continue reading
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Misterio sin resolver en Café-Cloty
Mi querido Bandini
Hace tiempo que no te escribo ni tengo noticias tuyas. Imagino que andas enfrascado en la revisión de tu novela: “Un año pésimo”. Sé que no me lees porque no tienes tiempo para leer majaderías, cosas insustanciales, historietas para antiguos colegas más que para literatos como tú. Dame tiempo, Bandini, dame tiempo. Llegará el día que escriba algo de tu halago y pase a la posteridad.
Como no lees lo que escribo, te voy a resumir una historia que me sucedió hace unos cuantos días. Continue reading
¡Sorpresa en Café-Cloti!
Atravesé la plaza Cataluña bajo una fina capa de lluvia —las agujas del reloj de la parroquia de San Ignazio marcaban las cinco de la tarde— y me adentré en la calle San Francisco cuando empezó a caer una tromba de agua; el temporal, al que llamaron Filomena, seguía sin dar tregua. Busqué refugio en la primera cafetería que vi y entré a ciegas como el montañero sorprendido por una ventisca que se adentra en la primera borda que encuentra. Continue reading
Zurdos…
Joder! Bandini, ayer me impresionaste con un texto tuyo, una descripción que haces de tu primo Dominic Molise, al igual que tú, aspirante en su día a convertirse en beisbolista profesional. Dominic tenía 16 años, un metro sesenta de estatura, orejas de soplillo y era zurdo. Estaba empeñado en ir de Colorado a la costa del Pacífico al lugar donde entrenaban los Chicago Cubs, para hacer una prueba con ellos. Dominic estaba obsesionado con su brazo izquierdo, “El Brazo” le llamaba, estaba convencido de que llegaría a lo más lejos en el béisbol profesional, incluido el Templo de la Fama. Continue reading
Cristóbal Ortiz: En busca del frontón perdido
Mi querido Bandini. Hoy te voy a hablar de un amigo llamado Cristóbal Ortiz, mallorquín de origen andaluz, en su día también pelotari profesional de cesta-punta que llegó a jugar en Tampa (Florida). Cristóbal, aparte de ser un tipo encantador es un viajero incansable. No es extraño verlo en una fotografía tomada dentro del “Palacio de los gritos” de La Habana o en el de Cienfuegos. Es una especie de arqueólogo cámara en ristre en busca de vestigios, a poder ser el jai-alai, la cesta-punta, como lei motiv. No me extrañaría que cuando pase la pandemia viaje hasta San Francisco (California) para indagar sobre el “Eder-Jai”, el primero de los frontones en los EE.UU. en albergar a puntistas profesionales, allá por el año 1901 del siglo pasado. Se lo voy a proponer. Continue reading