Una tribu es un grupo de personas relacionadas entre sí que se articulan en torno a un líder o a una idea. Durante millones de años, los seres humanos hemos formado parte de diversas tribus, bien sea por nuestras creencias, etnia, ideas políticas o, incluso, por nuestros gustos musicales. Un grupo solamente necesita dos cosas para convertirse en una tribu: un interés común y un modo de comunicarse.
Las tribus necesitan liderazgo. A veces el líder es una persona, a veces son varias. La gente quiere contactar con otra gente, crecer, cambiar y descubrir algo nuevo. No es posible tener una tribu sin un líder y no se puede ser líder sin una tribu.
Los seres humanos precisamos un sentido de pertenencia. Formar parte de una tribu, pertenecer a ella y aprovecharse de un grupo de gente con ideas similares es uno de los mecanismos más poderosos de supervivencia. Resulta que no deseamos pertenecer únicamente a una tribu, sino a varias. Y si nos dan los instrumentos necesarios y nos lo ponen fácil, nos apuntamos. Las tribus hacen que nuestras vidas sean mejores. Y liderar una tribu nos da la mejor vida.
El texto no es mio. Es la introducción al libro «Tribus» de Seth Godin, un gurú americano experto en marketing. Lo incluyo porque después de ver el vídeo, un promo, de Berde Produkzioak, me ha parecido oportuno incluirlo.
Si veis el video veréis cómo varias personas invitan a conseguir una tarjeta de socio que da derecho por 40 euros a asistir a los festivales que van a organizar este verano en el Gernika Jai Alai dentro del Jai Alai World Tour. «Nik badekot, zuek noiz» (yo ya la tengo, ¿vosotros cuando?, viene a decir el último en intervenir.
El año pasado los festivales organizados por Gernika Jai Alai en Gernika fueron un éxito en cuanto asistencia de público. Jovenes la mayoría. Atraidos por el señuelo de jai-alai y música, poblaron las gradas. Fenómeno curioso, más si tenemos en cuenta el caracter local de su éxito. Los gestores del frontón han sabido movilizar a un sector nada fácil de atraer: tribus urbanas, como la de los jovenes guerniqueses.
¿Cual es el interés común? ¿Qué ha conseguido agrupar a toda esa tribu? La fiesta: música y jai-alai, buen rollo en un recinto cercano. ¿Van atraidos por la música y el trago; o bien, por el jai-alai? Yo creo que por la combinación de las tres. Por el paquete. Buen rollo, diversión y pertenencia a una tribu, son las claves del éxito a mi modo de ver. Pertenencia que se reafirma este año hasta tal punto de invitar a conseguir la tarjeta de «socio»: «Nik badekot, zuek noiz»? Yo ya la tengo, vosotros cuando, viene a decir un tipo con cara de zombi.
No es posible tener una tribu sin un lider y no se puede ser lider sin una tribu. Los gestores de la «movida» guerniquesa, los que mueven los hilos del jai alai, son gente del pueblo, arraigada y con la suficiente capacidad y desparpajo para movilizar a distintas cuadrillas hasta conformar una tribu lo suficientmente numerosa como para llenar el Gernika Jai Alai. Un DJ de prestigio, unos pelotaris locales con gancho (este año hay que sumarles Barandika y Lekerika), cocktel potente para conseguir el éxito, con carnet de socio o sin él. Cuando algo funciona, le gente acude a la llamada, mola pertenecer a la tribu. Las tribus hacen que nuestras vidas sean mejores, por lo menos más divertidas. Eso es lo que buscan y encuentran los que acuden a llamada de la tribu guerniquesa: diversión. «Yo ya soy socio, tú a qué esperas», a modo de provocación.
Yo también pertenezco a otra tribu. «Pilotarien Batzarra», una asociación de pelotazales, aficionados a la pelota en sus distintas modalidades. 250 socios aproximadamente, de distintas procedencias. Los más jovenes rondamos los sesenta años, de ahí para arriba. No disponemos de carnet pero contribuimos con una cuota de veinte euros anuales, unos 16 cafés anuales en un bar. Cada año menos socios, por defunciones o por que la gente se da de baja. No hacemos videos promocionales para captar socios, nos limitamos a editar una revista anual y la celebración de una fiesta anual en la que se homenajea a distintas personas por su contribución a la pelota. Poco más; que no es poco. No tenemos el perfil de sentirnos atraidos por la movida guerniquesa; ni tampoco ellos, su tribu, sentirá la más mínima intención de engrosar nuestras filas. Tribus distintas; antagónicas.
Nuestra tribu, Pilotarien Batzarra, acaba de cumplir 31 años desde sus fundación. La tribu guerniquesa, «Music and Jai-alai», va por su segunda temporada. Este año con la posiblidad de hacerse socio. Por 40 euros, entrada libre a los festivales del Jai Alai World Tour en el Gernika Jai Alai. Música y jai-alai, o viceversa. Todo en el mismo paquete. Las tribus hacen que nuestras vidas sean mejores; al menos más divertidas.