¿Quién mató al Barón?

«Estuvimos en los lugares donde mejor se vivía, en esos sitios eramos unos privilegiados; en Euskal Herria no había dinero y nosotros por ahí ganándolo todo y gastándolo. En aquellos lugares entraba mucho dinero, eran lugares turísticos y la gente jugaba mucho dinero en los frontones. Nos invitaban a todas las fiestas y nos gustaba estar a la altura de nuestros anfitriones, hacerle a la señora de la casa los mejores regalos aunque hiciera falta gastarnos el sueldo de un mes. Vivíamos felices». Daniel Guridi (Arrasate, 1906)

Fueron los Guridi, Juan Andrinua, Aranzibia, Salsamendi, Ibarra, Taboada, Cecilio Urizar y una larga lista de pelotaris errantes de un frontón para otro, de continente en continente… «Con ese palmarés solo te falta jugar en Miami», le contestó Pedro Mir a Cecilio Urizar cuando éste le pidió contrato para salir de Shanghai.

Vivieron felices sobre todo en China, así lo atestiguan los arriba citados, pelotaris que jugaron tanto en Shanghai como en Tientsin. La buena vida llena de lujos dentro de una burbuja como lo era la Concesión Francesa en Shanghai, no significa que no ocurrieran acontecimientos, historias soterradas alrededor del jai-alai que escaparan a la atención de los pelotaris. Y si se enteraban era a través de los medios de comunicación.

Nos pasó algo parecido a los pelotaris que jugamos en la World Jai Alai en la década de los setentas. Así un día nos enteramos por medio de la televisión cómo habían asesinado a nuestro jefe, a Roger Wheeler, dueño de la compañía. Lo que nunca hubiéramos imaginado es que alguno de los empleados como John Calahan o Paul Rico estuvieran envueltos en el atentado contra Wheeler. Y lo estaban como tiempo después lo confesó al FBI el propio sicario encargado de eliminar a Wheeler. Tema éste que lo desarrollé en otros postings con el título de: «El caso Wheeler».

Una mañana de junio de 1941 el Barón Reginald de Auxion d,Ruffé subía escaleras arriba camino de su oficina de la Rue du Consulat, 25, dentro de la Concesión Francesa de Shanghai. Dos chinos le dispararon tres tiros por la espalda; el Barón murió en el acto.

El asesinato de un extranjero a manos de dos chinos conmocionó a la comunidad occidental de Shanghai.

Se dispararon los rumores sobre el barón y sus múltiples enemigos y que su ejecución pudo haber sido ordenada por un alto cargo francés con el que el barón había tenido sus más y sus menos en cuestiones relacionadas con los negocios, incluido el «Auditorium», como se conocía al frontón de Shanghai.

El acusado fue Felix Bouvier, astuto empresario, dueño del «Auditorium» y del «Canidrome»

La vinculación de Bouvier y el jai-alai arrancan en Egipto donde Marga d,Andurain, por entonces pareja de Teodoro Jauregi contacta con el francés y le sugiere la posibilidad de abrir un frontón en China. Más tarde las vidas de Marga y de Jauregi toman caminos distintos pero es ahora Jauregi quien toma la iniciativa a sabiendas que Bouvier sigue interesado en el proyecto. El año 1928 Jauregi y Bouvier ponen en marcha el proyecto de construir un frontón en la Concesión Francesa de Shanghai.

Felix Bouvier, contable de formación, se instaló en Shanghai el año 1914. Trabajó con Credite Forcier d,Extreme Orient. En 1921 fundó un banco de inversión con un socio llamado A. Holstein. El éxito financiero de Union Mobiliere con sus ganancias permitió a Bouvier embarcarse en diferentes inversiones dentro de la Concesión Francesa. Propietario a su vez del «Le Grande Garage», concesionario de automoviles marca Citroen. Más tarde uno de los dueños de «Canidrome», legendario canódromo con capacidad para 50.000 espectadores.

Una buena elección en su día la de Marga que Jauregi supo aprovechar. Bouvier estaba bien conectado en Shanghai, miembro de la Cámara de Comercio y del Círculo Deportivo (French Club). El francés disponía de los recursos y de las conexiones, algo fundamental para la construcción de un jai-alai. Para ello creó una empresa con un grupo de inversores y se construyó el «Parc des Sports», más conocido como el «Auditorium» a secas.

El siete de febrero de 1930 abría sus puertas el «Hai Alai».

Según contaba Daniel Guridi en la entrevista que le hicieron para una revista de Pilotarien Batzarra, en textos que algunos no llegaron a publicarse, el de Arrasate refiriéndose a aquellos tiempos señala que corrían rumores de que Bouvier en realidad era un hombre de paja, los dueños de verdad eran gente que controlaba el mundo de las apuestas y del tráfico de opio.

Guridi no andaba descaminado. Recopilando documentación, el historiador Paul French, autor de «Midnight in Peking», destaca que el asesinato del barón es una historia fascinante. Felix Bouvier era íntimo amigo de personajes del hampa como Big Eared Du Yuesheng y de Carlos Garcia, un mejicano que controlaba las casas de apuestas (esto me trae a la memoria la vinculación del presidente de World Jai alai, Paul Calahan y la mafia irlandesa de Boston, la Winter Hill Gang de Whitey Bulger).

El historiador Paul French sostiene que Felix Bouvier era el testaferro de Big Eared Du, (el amo y señor del tráfico de opio) y de Carlos Garcia, en la propiedad tanto del «Auditorio» como del «Canidrome. Es más; no tiene ninguna duda:

«Por supuesto que Bouvier eliminó al Barón»… Por doble motivo, negocios y política.

El barón Reginald d,Ruffé nació en París en el seno de una familia aristocrática. Abogado de profesión, autor de varios libros: «Se ha vuelto loca China» y «China y los chinos: el nuevo peligro amarillo»; atleta, periodista, veterano de guerra. Uno de los personajes más influyentes en Shanghai. Pero también con sus puntos oscuros y relaciones con gente de dudosa reputación… Como Felix Bouvier con quien en su día libró una dura batalla para hacerse con el control del «Auditorium» y del «Canidrome».

Existían otras diferencia entre los dos compatriotas, de índole política.

En 1940 Bouvier fue a la Francia Libre del general de Gaulle, comprometiéndose de esta manera políticamente (su hijo formaba parte de la Resistencia). Por el contrario, el barón se alineó con la administración fascista, con el régimen de Vichy, con Petain a la cabeza. Simpatizaba con elementos pro-nazis y partidarios de la ocupación de China por parte de los japoneses, invasión que se había producido en agosto de 1937.

Felix Bouvier reclutó unos cuantos sicarios de la banda de Big Eared Du Yuesheng para matar al barón. El mensaje, bien claro. «Hemos acabado con el barón ¡vaya alivio!»

Las autoridades de la Concesión Francesa abrieron una investigación, los detectives encargados del caso jamás consiguieron resolverlo.

Existe otra hipótesis sobre la autoría del asesinato del barón.

La llamada Sociedad de las Camisas Azules, un grupo creado en su día por el general Chiang Kai Shek para eliminar comunistas, compuesto por 40 sicarios, ahora se dedicaba a la caza de colaboracionistas con los japoneses. Se les atribuía la autoría de varias ejecuciones sonadas como fueron la del Inspector de Policía Ying Zanjung; el alcalde de Shanghai, Fu Xiaoán y la del Consejero: Edoued d,Hooghe. Todos ellos partidarios y colaboracionistas con las fuerzas de ocupación. Al igual que nuestro barón Reginald d,Ruffé.

Curiosamente, uno de los principales soportes de la Sociedad de las Camisas Azules era el gángster Big Eared Du Yuesheng, refugiado en HongKong debido a que no contaba con el apoyo de la policía francesa de la Concesión; además de perder el negocio en el tráfico de opio desde la invasión japonesa. Dueño en la sombra del «Auditorium», aunque figurara Felix Bouvier como tal. Éste último enemigo a muerte del barón Reginald d,Ruffé.

Felix Bouvier murió en Shanghai el año 1945. Un año antes se había cerrado el «Auditorium», uno de los templos del jai-alai. Se cerró una época, pero los puntistas errantes como Urizar, Guridi, Andrinua y muchos más, continuaron su camino. Andrinua marchó a Miami junto a Cecilio Urizar. Ibarra, el delegado de Falange en China, se había casado con una «Rusa Blanca» y acabó en Honk-Kong donde montó una alpargatería.

Teodoro Jauregi y Haig Assadourian, general manager y manager en Shanghai y en Tientsin, llevaban varios años involucrados en el frontón de Manila. Un frontón que se había inaugurado en septiembre de 1940. Hombres de negocios pertenecientes a la oligarquía filipina como Juan Miguel Elizalde, y el presidente de Tabacalera, Adrian Got,  habían fundado la «Jai Alai Corporation. Jauregi y Assadourian participaban con un 2% del capital.

La Gran Aventura del jai-alai seguía su rumbo de la mano de pelotaris y empresarios errrantes, con sus guerras, revoluciones e historias soterradas ajenas a la vida cotidiana de los protagonistas, los puntistas.

 

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