Existe una expresión «Los árboles no permiten ver el bosque». La fijación en hechos o conductas personales distorsionan la realidad. Es lo que ha ocurrido a mi modo de ver con la noticia del abandono de Miami por parte de los dos números uno en su respectiva demarcación, como son Goikotexea y Lopez.
La prensa de Euskal Herria se ha hecho eco de la noticia y los pelotazales la han recogido. ¿Pero de qué manera…?
Ayer mismo camino de Logroño en el autobús (el grupo de guipuzcoanos que ibamos a celebrar el Pilotarien Batzarra –una especie de «aberri eguna» de pelotazales») alguno de ellos me preguntaban al respecto. «¿Qué pasa en Miami, que los pelotaris se están marchando… que les pagan una miseria»?
En la pelota también, como en otros deportes, lo que hagan las figuras tiene una repercusión desproporcionada. Que Goiko y Lopez dejen voluntariamente Miami parece una hecatombe, el fin del jai- alai en la Florida. Y no es asi. Todos sabemos que la situación es delicada, que depende de unos hilos que se sostienen en Talahasee (capital de Florida) donde los politicos toman sus decisiones. Pero de momento, el paciente sigue vivo. En el caso de Dania, los representatente de los pelotaris han conseguido un convenio colectivo con la empresa por un periodo de cinco años. Son buenas noticias.
La decisión de Goiko y de Lopez es una decisión personal. Han creido conveniente que un ciclo se ha acabado y así lo han manifestado. Los años van avanzando y hay otra vida después del jai-alai.
No se cuantos pero un buen puñado de pelotaris han abandonado voluntariamente Dania como Miami en los últimos años, un goteo constante. La prensa no ha recogido esos abandonos. Los medios, las agencias de noticias, las redes sociales, solo recogen datos cuando una figura está involucrada.
A pesar de los pesares, de las lloradas, de la nostalgia. Lo queda de mercado de jai-alai en la Florida, sigue conservando alicientes suficientes para que un buen número de jóvenes y no tan jóvenes estén dispuestos a jugar en Dania como en Miami.
Es cierto que lo que se gana, los ingresos que ofrecen las empresas no son para echar cohetes. Ahora bien, dónde gana un joven lo que se gana jugando a jai-alai en Florida. Una ocupación que ofrece un buen vivir, una libertad que no tiene parangón en ningún otro deporte. Que ofrece la posibilidad de formarte academicámente en las horas libres. Porque la historia es esa. El drama, la trampa estriba en pensar que el jai-alai es para toda la vida. Y luego cuando se acaban los tiempos del pantalon blanco empiezan el rechinar de dientes y crujir los huesos, la realidad pura y dura y cruda de la persona que todavía jóven, no está formada para dar el salto a la vida laboral.
Y es cuando algunos reniegan de su pasado y manifiestan a diestro y siniestro que todo era una mierda cuando en realidad esconden un fracaso personal de no haber sabido discernir los arboles y el bosque.