Pedro Mir: Nueva Orleans, Chicago y Perú

Si bien  la trayectoria de Pedro Mir estuvo ligada a Miami, al jai alai de esa ciudad en concreto. En su corta carrera como pelotari en activo –se retiró con 28 años: «las caderas las tenía hecho polvo. Me echaba al suelo en cada rebote»– dejando a un lado su Cuba natal, también jugó en el frontón de Nueva Orleans, Chicago y Perú, según recordaba el que por el espacio de 42 años fuera intendente del Miami Jai Alai.

El frontón de Nueva Orleans se abrió el año 1925 en un pueblo llamado Araby. En un lugar donde las expectativas de que se convirtiera en un centro de apuestas eran altas. Después de abrirlo un hombre poderoso compró el frontón con la intención de poner apuestas de casino y lo que hizo fue ahuyentar el publico del jai alai. Los pelotaris, todo el cuadro, vivían en una mansión de madera construida 125 años atrás, a una manzana del frontón. Pedro Mir comenta que en una visita que hizo por la zona, muchos años después, todavía seguía en pie el luminoso donde se podía leer: «Jai Alai» y la mansión donde residieron seguía en pie, reconvertida en hotel. El Jai Alai de Nueva Orleans cerró sus puertas el año 1930.

Menos tiempo duró el jai alai en el «Rainbow» de Chicago, del año 1925 a 1928. Por lo que cuenta Don Pedro, los dueños de los frontones de Miami, Cienfuegos, Habana-Madrid, Nueva Orleans y Chicago, eran los mismos: Aurelio Vazquez y Fernando Serafin, «los que figuraban», apostilla Mir. No es de extrañar que los pelotaris se movieran como feriantes de un lado para otro. «Jugando en Nueva Orleans participé en un campeonato en Chicago, en tren hasta allí. El alcalde nos dio los trofeos. Hacía frío, mucho frío. Nos querían pagar mucho dinero, pero no señor»…

«El jai alai en Chicago ganó mucho dinero por tres años». Según Mir, la infraestructura para las apuestas eran muy rudimentaria, en lugar de boletos utilizaban papeles, poca información sobre las apuestas. Pusieron algún tipo de apuesta aparte de jai alai. «Eso al jai alai le hace daño. Con las ruletas la gente no quiere apostar al jai alai».

En Chicago había dos salas de fiestas en el frontón. Los viernes se organizaban combates de boxeo y luego se jugaban cuatro quinielas. Los sábados se jugaban tres funciones. Matiné, tarde y noche. En la función de noche se jugaban cuatro quinielas. Era una función especial para los músicos y para los artistas de cine. «Todos los actores de cine iban al frontón». «Uno de los asiduoa era un famoso director de orquesta, Fred Martens (en la grabación el nombre del director suena algo así en el «inglés-cubano» de Don Pedro). El músico incluso gustaba de ir a practicar el jai alai.  «Por las mañanas le visitábamos, tenía una suite enorme. Nos obsequiaba con coca-colas, helados… Éramos unos muchachos»… «Había entre nosotros un muchacho cubano que cantaba de maravilla: Lucio Garcia. El hombre (el director) lo contrató para su orquesta. El chico de la voz dorada, lo llamaban. (The boy of the golden voice).
Por qué cerraron el frontón de Chicago. «La depresión económica del 29 tuvo que ver, pero nosotros no nos enterábamos mucho de la depresión, no pensábamos en los negocios ni en el futuro. Sólo teníamos jai alai en nuestras cabezas».

Pedro Mir se marchó de Chicago antes de que cerraran el frontón de Chicago. «Me ofrecieron un buen contrato para jugar en Perú. Mi padrino era vasco e iba a Perú como pelotero y ayudante de intendente. Otros tres pelotaris de Chicago se vinieron conmigo. Llevaba un sueldo de 350 dólares mensuales. El frontón iba de maravilla y de pronto el hombre que llevaba gobernando el país 11 años, lo echaron. Hubo seis presidentes en una semana. Cerraron el frontón y volvieron a abrirlo pero yo me marché. Iba a ir a Chicago pero también lo cerraron. Me fui a jugar a Miami».

(Mir cuando habla del «hombre que llevaba gobernando el país 11 años»… se refiere al entonces presidente de Perú: Augusto Leguía quien, efectivamente, gobernó el país durante los años 1919 a 1930, mandato conocido como «El Oncenio». El sucesor en el cargo en los siguientes años fue el militar Sanchez Cerro. Sobre este presidente habla, sin mencionar su nombre, otro pelotari, Daniel Guridi, que fue a Perú el año 1933 con la intención de jugar en ese frontón, nunca lo consiguió. En una entrevista que le hicieron en la década de los setenta, así lo recordaba: (…) «de Brasil me fui a Colombia, recuerdo que allí nos pagaban en oro, pero era muy arriesgado y lo cambiábamos por si acaso, llevar oro en los bolsillos no era muy recomendable. Después me fui a Perú, a Lima. Allí no pude debutar. Tenía que jugar la función de noche. Me fui con un amigo al hipódromo que estaba pegado al frontón. El presidente del país estaba en el palco del hipódromo viendo las carreras como nosotros. De pronto se oyeron unos tiros. Fue un atentado. No pude debutar». Guridi de Perú regresó a Bogotá (Colombia).

(Guridi no lo menciona pero el presidente murió a consecuencia de los disparos. La historia lo recogió de esta manera: «Tras pasar revista a un grupo de movilizables en el Hipódromo de Santa Beatriz (hoy Campo de Marte), Sanchez Cerro se retiraba a bordo de un auto descapotable cuando un individuo pistola en mano se le acercó corriendo y, subiéndose al vehículo, le disparó a varios tiros a quemarropa»).

(Continuará)

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