Nacieron a principios del siglo pasado, en la belle-epoque, y muchos de los pelotaris puntistas de ese tiempo vivieron una época hermosa, fascinante, llena de aventuras. La maleta en una mano, las cestas en la otra, recorrieron muchos de ellos cuatro continentes jugando en cada uno de ellos en más de en un frontón. Algunos llegamos a conocerlos; sin embargo, apenas queda testimonio de un tiempo no tan lejano pero sí misterioso. Exponente de esa época fue Cecilio Urizar –padre de José y de “Charli” Urizar”– un pelotari que para los 27 años había visto las pirámides de Egipto y la Gran Muralla China.
Cecilio Urizar nació en Markina el año 1906, el tercero en el seno de una familia de cuatro hermanos, todos ellos pelotaris de cesta-punta. Debutó con quince años en el frontón Euskalduna de Bilbao en un tiempo, para que nos hagamos una idea, el viaje de Markina a Bilbao suponía viajar en coche de caballos hasta Elgoibar para después coger el tren destino Bilbao. Descontento en Bilbao se fue a Barcelona sin contrato, una vez en la capital condal, tras verle el intendente ensayar, le ofrecen contrato.
Dos años más tarde consigue contrato para jugar en Egipto, Cecilio tiene 17 años, y no lo duda, viaja a Egipto, a Alejandria en concreto; allí jugará por el espacio de otros dos años. Un chaval con 17 años de Markina visitando las pirámides de Egipto. No sólo eso, al margen de lo anecdótico ¿cómo fue el viaje? ¿en qué condiciones vivían? ¿cómo era ese país en ese tiempo? Lástima que no contemos con más información.
De esa época resulta llamativo la movilidad de los puntistas, tan pronto están jugando en un país y de ese pasan a otro, con una facilidad pasmosa pero que en la práctica, viajes etc, tuvo que ser un período lleno de alegrías y calamidades. Sin ir más lejos, en el período de cuatro años Cecilio Urizar había jugado en tres continentes distintos; todavía le faltaba el cuarto, Asia. Cinco años hace que había debutado Cecilio –tiene veinte años– y ahora aparece formando parte de los pelotaris que inauguraron el frontón Urumea en San Sebastián, en el mismo festival que su ídolo Erdoza Menor. Fue la noche de un 17 de julio, un nuevo frontón abría sus puertas para ofrecer partidos a punta. Cecilio jugó el segundo partido de la noche. Urizar y Onaindia, rojos, contra Muñoz y Marquinés, azules. No sabemos el resultado del partido. Sí se sabe que el primero de la noche lo disputaron los hermanos Erdoza contra Eguiluz y Martín. Ganando estos últimos 40 a 27. Según la crónica del diario “El País Vasco”, en el tanto 30 tras una jugada espectacular de Eguiluz, el público le premió arrojando duros a la cancha.
Tres años más tarde, 1929, se inaugura el frontón Méjico en la capital azteca. Nuevamente allí aparece en el cuadro de pelotaris el padre de José y de Ignacio “Charli” Urizar.
Un día del año 1933 Cecilio Urizar parte de Marsella (Francia) rumbo al cuarto continente en un buque francés en una travesía que durará 21 días. Un trasatlántico de lujo que llegará a China tres semanas después después de navegar “a todo meter”, como gustaba recalcar Urizar.
El tercero de la dinastía de los Urizar jugó en Shanghai por el espacio de dos años. En el llamado frontón “Auditorium”, uno de los dos templos del jai-alai construidos en China. Cuando llegó Cecilio a la ciudad china el frontón llevaba ya dos años funcionando. El “Auditorium” había sido construido por iniciativa de un millonario belga llamado Mr. Brooker. Más tarde entra en la empresa el ex pelotari Teodoro Jauregui y el armenio Haig Assaduriam, ambos provenían de los frontones de Egipto, El Cairo y Alejandría, al igual que gran parte del cuadro que inauguró el Auditorium de Shanghai.
El frontón estaba ubicado en la concesión francesa, un protectorado, un puerto franco controlado totalmente por los franceses. Enseguida se dio cuenta Cecilio que allí “mandaba todo el mundo menos los chinos”. En el Shangai de los años treinta corre el champán, las rusas blancas buscan un buen partido, un pelotari por ejemplo, y el chino desvalido se consume en el sueño del opio, mientras hierbe lentamente el caldo revolucionario. Los pelotaris en Shanghai apenas salían de la concesión francesa, vivían a todo lujo, criados, cocineros, chóferes… frecuentaban cabarets en donde pagando un ticket sacaban a las chicas a bailar; muchas de ellas rusas blancas, escapadas de la revolución soviética (1917), que incluso alguno de los pelotaris llegaron a casarse con una japonesa como fue el caso de Tomás Larruskain.
Cecilio Urizar después de dos años en Shanghai se traslada a Tiensin, una ciudad más provinciana que venía a ser el puerto de la capital Beijing. El Forum, “Il Palazzo”, como lo bautizaron los italianos por estar en su concesión, se abrió en 1934 por la misma empresa propietaria del edificio de Shanghai. Junto a Teodoro Jauregui estaba de empresario el italiano Fumagalli.
En una entrevista que le hicieron a Urizar cuando contaba 92 años, recordaba con nostalgia los años dorados en China. “Allí ha sido donde sin duda mejor he vivido. La vida era muy barata cuando llegué en 1933 y todos los pelotaris teníamos un ajuar compuesto por diez pares de zapatos y camisas de seda, Para desplazarnos al frontón era obligatorio el uso de la corbata y lo hacía con mi propio Citroen que allí compré. En Shanghai sufríamos un calor pegajoso, en Tiensin se alternaba un invierno de 15 grados bajo cero con un verano más caluroso, extremo éste que se debía a la cercanía del desierto de Gobi”. “Jugábamos ocho quinielas; luego entraba otro grupo que jugaba otras ocho, 16 en total. En el frontón también se realizaban combates de boxeo y corría el caviar y el champán francés.
Cobrabamos 1.500 dólares chinos, lo que equivalía a 500 $ USA, lo cual no estaba nada mal. Un militar francés me comentó que venían malos tiempos y que el dinero iba a bajar, así que con gran disgusto del intendente me marché”. Ante el inminente desmoronamiento de la China colonial, Cecilio decide escribirle a su amigo Pedro Mir, intendente en Miami. Mir le consulta a Berenson. El empresario no tiene ninguna duda: “con ese curriculum, sólo le falta jugar en Miami”. Andrinua y Salsamendi eran las grandes figuras en China. Si de una época y de un país guardaba buen recuerdo Cecilio Urizar, es de Cuba, cuyo frontón de La Habana: “El palacio de los gritos”, fue para Urizar “el mejor frontón del mundo”. En Cuba Cecilio trabó buena amistad con el escritor Ernest Hemingway. Es más, en 1941, tres pelotaris, incluido Urizar vivieron en “Finca Vigía”, la casa de Hemingway. Vivieron gratis a cambio de cuidarle la casa. Según Cecilio: “se dieron la vida padre” en aquella finca que contaba piscina y todo. También en Cuba, estando jugando allí el año 1942, se jugó una función benéfica a beneficio de los refugiados vascos. El Lehendakari Agirre estuvo feliz en un acto que contó con un llenazo histórico: “hasta la bandera”, en palabras de Cecilio. Se cantó el “Gernikako Arbola” y, lo más curioso, ocho pelotaris de Markina bailaron la “ezpata-dantza” en honor de Agirre. Cecilio Urizar fue uno de los “ezpatadantzaris”.
Urizar jugó en Miami y también en Tijuana, del año 1948 hasta 1952. Fue el año 1950 en el que Cecilio viajó solo desde Miami hasta Tijuana. Urizar gustaba de contar una anécdota sobre Miami en la que en cierta ocasión el gran beisbolista Joe Di Maggio intentó hacer buena de saque, fallando; mientras otro no menos famoso, el cómico Bob Hope, lo consiguió.
El padre de José y de “Charli” Urizar sentía devoción por Erdoza Menor. “El mejor sin comparación. No ha existido nadie como él de tanto juego que tenía; tiraba de rebote como un cañón, le sobraba derecha, revés, todo”. Sentía tal admiración por “El Fenómeno” que tras una carrera tan intensa mantenía que su mayor logro en todos esos años había sido viajar con 19 años junto al menor de los Erdoza en barco a La Habana.
En julio del año 49 Urizar jugó como zaguero en Mutriku en un festival benéfico, sus compañeros fueron Arana e Ignacio Andonegi; los contrarios, los legendarios Ituarte y Pistón, ganó la pareja.
Cecilio fue muy apreciado en su Markina-Xemein natal. El que fuera pelotari primero e intendente después, Jose Maria Fernandez Urquiaga, nos cuenta los siguiente: “Recuerdo muy bien a Cecilio Urizar, incluso lo vi ensayar infinidad de veces. Recuerdo de él que nos daba consejos a los principiantes, consejos técnicos del juego en general y siempre nos hizo sentir que ya éramos pelotaris aunque todavía faltara tiempo para debutar. Muy al contrario de otros veteranos que lo mismo se reían de ti porque te movías poco como porque te movías mucho. Cecilio mantuvo contacto siempre con Pedro Mir y estoy seguro que en el pueblo más de uno tuvo su primera salida gracias a él.”
Cecilio Urizar jugó en cuatro continentes y en cada uno de ellos en más de un frontón. Una vez retirado en Markina ejerció como empresario del frontón junto a “Antzalei”.
Una vida intensa sin ningún género de dudas.
P.D.
Fuente (colaboración)
José Urizar
José Agustin Larrañaga
Revista: Mucho…!
J.M. Fernandez Urquiaga
M.A. Bilbao