«Ondarrun: dinero perro bailar»

«La función terminaba a las nueve de la noche y el bar quedaba abierto por lo menos dos horas más. Era seguro que se armara una buena tertulia y de paso aparecía siempre el juego de los chinos para ventilar los cuba libres o las bebidas de cada quien. Allí podían estar en el corro corredores y pelotaris más los amigos de ellos, más el juez de cancha y yo mismo, formando un grupo que podíamos ser 15 o 20 y a veces más».
Del libro «Ecos de un Frontón en Las Ramblas de Barcelona», autor: Fernandez Urquiaga.

Los jueves son noche de tertulia en el «Palas», en el Principal Palacio de Barcelona. Tras el cierre del frontón –un triste día de noviembre de 1988– Fernandez Urquiaga consiguió de las autoridades locales que, por lo menos, el bar del frontón siguiera funcionando; desde entonces lo hace en un horario de mediodía, tarde, noche –cuando se juntan los especímenes más inimaginables de la noche barcelonesa— hasta el amanecer del día siguiente. Gurmensindo, «Sindo», para los amigos, llevaba las riendas del bar de manera impecable, un auténtico profesional, fiel al «Palas», un hombre que no pierde la esperanza de volver a ver la reapertura del frontón ubicado en la tercera planta del Teatro Principal Palacio, en la Rambla Santa Mónica. Así pues, cada jueves, hacia las nueve,  habitualmente se juntan más de una docena de personas para charlar y ponerse al día de los últimos chascarrillos del mundo de la cesta-punta. Hay semanas que acuden invitados sorpresas, gente de paso. El general Azurmendi, conspirador eterno contra la pelota a mano. El investigador «Totolo» Urrutia. El empresario Totorika. Javi Clemente, el entrenador de fútbol, de paso por la ciudad condal, no desaprovecha la ocasión para acudir a la tertulia. Al igual que Pedro Mir, Anjelito Ugarte o «Charli» Urizar, entre otros.

El primero en llegar suele ser Pepe Chapazo, el antiguo cronista de pelota del diario deportivo «DesDicen», un hombre sabio, un verdadero entendido de pelota, el que lo sabe todo ya que le crecieron los dientes viendo jugar a figuras de distintas generaciones, empezando  por el gran Erdoza menor hasta los Goiko y Lopez pasando por Chiquito de Bolibar y Katxin. Nada más llegar, en cuanto  le ve entrar por el portón que daba al pasillo de cancha, Sindo ya le ha preparado su whisky con un cubito de hielo. Como de costumbre, antes de sentarse en el taburete, se acerca al retrato de don Eusebio (Erdoza menor) y le daba un beso: «El más grande entre los grandes».

Antonio el «Valenciano» es uno de los primeros en acudir a la cita. De elevada voz, buena persona y muy servicial, de mucho carácter. En la década de los ochenta, en plena burbuja inmobiliaria, uno de los mejores puntos del frontón, sino el mejor. De profesión contratista. En estos tiempos, azotado por la crisis, arruinado, se dedica a hacer chapuzas con un cuñado suyo, baños, cocinas… lo que se tercie, cobran por «b» al tener todos los bienes embargados.
Deba, el cestero, al que se le paró el reloj en Zaragoza, años 70, no se pierde la tertulia de los  jueves.
Sarasola, un chico de Isasondo, uno de los tantos pelotaris que se quedó en Barcelona tras el cierre del Palace, reside en Granollers, está casado con una frutera y acude de madrugada a Mercabarna. El año 88 tenía contrato para Florida. No ha asimilado la gran frustración que esto supuso. No se pierde un jueves.
«El Flaco» Zaldibia de Tolosa, ex corredor de apuestas. Jordi, el ascensorista, «periquito» a muerte, a veces, sale el fútbol como tema y entonces Jordi saca las garras si alguien se mete con su «Español» del alma. Así hasta completar la docena  o más que se juntan para tomar unos tragos  a los chinos, para no perder las buenas costumbres.

Llevaban como media de hora de tertulia cuando fue Gurmensindo, el jefe de camareros, quien sacó el tema estrella a colación. ¿»Habéis escuchado las declaraciones de Egiguren II a Txetxu Urbieta en Euskadi Irratia»…?. «Parece ser que este verano hay posibilidades de que se de algún tipo de circuito en Euskadi. Muy jugosa la entrevista». Fue Antonio el «Valenciano», el ex contratista el que saltó como un resorte. «Nada, ni caso, pura palabrería. Ahí hace falta mucha tela y ni dios quiere poner un duro. El único capacitado para poner en marcha algo por el estilo es Toto (Totorika). Nadie más que el «Tot» tiene los collons que hace falta…». No le dejaron terminar, Sarasola el de Isasondo fue el que le cortó en seco. «Ya estás con tu Totorika. Quién te crees que es ése ¿el Mesías…?. No te das cuenta que Toto está acabado en Euskadi, que se vaya a Filipinas y deje trabajar en paz a los demás, a los Egiguren, al Consejo y al Gobierno Vasco».

La cosa ya se había calentado. En pocos minutos, en segundos mejor dicho, la bronca estaba asegurada, no hacía falta gran cosa, la verdad sea dicha. El antes empresario, ahora humilde autónomo, saltó como un resorte. Más teniendo en cuenta que le había tocado la fibra al meterse con  su ídolo. Antonio «El Valenciano» era un «Totista» a  muerte, capaz de matar por defender al empresario de Durango. «Qué sabrás tú Sarasola. Qué sabrás tú de gestionar una empresa, de arriesgar un capital, de trabajar 24 horas. El «Tot» ha sido el único que en estos veinte años ha dado la cara en la pelota. Encima va y habré un frontón, dónde y en Filipinas. Así le pagan ahora, ninguneándole».
En la otra esquina de la barra, Deba, el cestero, le decía a Josep, ex juez de centro: «Entiende la cosa. Como Urtain nadie, si sigue así campeón del mundo, oye».
No había nadie que parara el discurso del valenciano, la defensa a ultranza en favor del emprendedor de Durango. De hecho, Toto se había convertido en trending topic, no  había jueves que el «Tot» no saliera a la palestra. Algunos lo defendían a muerte, el contratista a la cabeza; otros, como Sarasola, no lo podían ni ver; los menos callaban.

La bronca era ya importante. Hasta que surgió de la última fila, altura cuadro siete, la figura de Oroz III, que asestó un palazo encima del mostrador y se hizo el silencio.
Pepe Chapazo que no había abierto la boca hasta ese momento se dispuso a hablar. «Ascolti nois». «El problema no es Toto sí y los Egiguren, no. El problema es que hacen falta los mejores pelotaris del mundo para que funcione un circuito serio, de la otra manera, no hay circuito. Mientras Dania y Miami sigan abiertos, y las figuras ganen lo que ganan. No hay dinero en el Banco de España para pagarles. ¿Acaso pensáis que los Goiko, López y cía van a venir a jugar a Euskadi ganando menos?»
Gurmensindo, el jefe de camareros, se apresuró a repetir las palabras del «Txetxu» (Urbieta, locutor de Euskadi Irratia) en el sentido de que «Goiko y López estaban dispuestos a venir a jugar a Euskadi «si hay un proyecto serio».

Sarasola, el ahora frutero en Granollers, entró al trapo. Ni daba por bueno el argumento de Pepe Chapazo ni de lo que acababa de oír de labios de «Sindo». «¿Y dónde está el compromiso de los pelotaris. Para qué se hizo la huelga en el 88. A nosotros que no fuéramos a jugar en apoyo a los huelguistas. Y ahora qué. Sólo cuenta el dinero. Acaso no es hora de que arrimen el hombro…? Unos peseteros, eso es lo que son».
Jordi, el ascensorista:  «Ascolta, Sarasola, los deportistas son en todas partes iguales. Sea el Mesi o el Goiko. El escudo del club no vale res de res cuando son las peles lo que cuenta. Se lesiona un deportista y qué pasa. Nadie se acuerda de él. Exigir sacrificios a los atletas no es de recibo. Son los gestores del club, empresarios, la federación, los que tienen que arreglar el tema».
Deba, al oír «federación, levantó la voz. «Eso, eso, federación, entiende la cosa, esos son los que tienen que luchar para que Urtain pelee contra Cassius Clay por el título mundial».
La peña ya estaba acostumbrada a las salidas de bombero de Deba  –ex cestero primero en Zaragoza, después en Barcelona–  y ni dios le hacía caso.

Iban ya por el cuarto trago, el ambiente caldeado a más no poder como todos los jueves. Gurmensindo, el jefe de camareros, intentaba calmar los ánimos. Antonio, el ex contratista, brindaba por  el «Tot» (Totorika), el único que tenía collons de verdad para hacer las cosas. Sarasola, a lo suyo, erre que erre, pidiendo colaboración entre  las partes, sobre todo, esfuerzo,  a las figuras. Txopitxe, el que fuera corredor: «A río revuelto ganancia de pescadores. Los franchutes, con Lilou (Etxeberria) a la cabeza van a salir beneficiados de toda esta movida». Chapazo, el ex cronista, comentaba en un corrillo que antes en la época del Novedades, del Palace, en México y  Cuba, la misma historia, las figuras han tenido la sartén por el mango. Otro de la partida, Aramendia, un ex puntista de Ondarroa afincado en Barcelona, tras darle un buen trago al cubata, exclamó: Ondarrun, «dinero, perro bailar».
Después de más de media docena de tragos y sus correspondientes juegos a los chinos, cada cual se marchó por donde vino. Hasta el jueves que viene. » Buenas Ramblas», como decía Pepe Chapazo.

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