El mismo día que se disputaba la 25 edición del Citrus de Orlando, a miles de kilómetros, en el frontón Michelin de Lasarte se le rendía un sencillo y emotivo homenaje a el Niño Jesús Astiga, quien después de ensayar ininterrumpidamente cada viernes durante 24 años, el pasado sábado se cortó la coleta y dijo adiós a la cancha, el mismo día que cumplía 70 años.
Aunque había dudas sobre la participación de las parejas de Miami para el Citrus, a última hora se supo que las estrellas del histórico Jai Alai estarían en Orlando. Y no defraudaron, el título de parejas se lo llevaron Aritz (Erkiaga) y el Mariscal López. El galardón de la single de delanteros fue así mismo para Aritz, mientras el de zagueros fue para el zumaiarra Enbil.
No he visto las quinielas del Citrus. He leido algunas crónicas de los cholkis (aficionados americanos) y algunos de ellos le ponen en el cielo a Imanol López. No es de extrañar. A mí, para contrarestar, me gustaría leer las opiniones de gente como Charli Urizar. El mejor zaguero de todos los tiempos, llega a escribir uno de los forofos del jai alai. El mejor, no lo se, ni yo ni nadie. Uno de los mejores zagueros de la historia de la cesta curvada, seguro que sí. No es poco entrar en esa élite. La de calificar a alguien como el mejor de todos los tiempos se entiende como producto del calentón del momento, el efecto del momento, del ambiente. Y también de la audacia del ignorante que no ha visto jugar más que a un par de hornadas, a lo sumo.
Ser el mejor supone dar ventajas, jugar con un compañero más flojo contra una pareja de tralla. No ha sido el caso de López en el último Citrus, jugar con Aritz es jugar con un delantero de lujo. También pienso que el Mariscal tiene juego para ganar ese galardón con delanteros más flojos. Por eso es el indiscutible número uno de la zaga. De haberse enfrentado a Guara mayor, a Guarita, Churruca, a Chimela, Chucho Larrañaga… qué hubiera hecho Imanol López. Sin duda, uno más de la partida.
«Yo no he hecho nada, no he sido nada en la pelota», manifestaba Kepa Urdanpilleta, más comocido como Astiga. Emocionado por el homenaje que le rendimos en su Michelin de Lasarte. Es cierto, deportivamente hablando fue uno más del montón. Sin demasiado brillo como la mayoría que nos hemos dedicado al jai alai. Ningún Citrus en su haber, apenas mucho que reseñar salvo que fue uno de los que dió la alternativa en el Deportivo de Bilbao a un joven de Bolibar que debutaba ese día y llegaría a ser gran figura en las siguientes dos décadas: Chiquito de Bolibar.
Lo dejó bien claro Ramón (Lujanbio II) el pasado sábado. Hay pelotaris que disfrutan jugando; otros aparte de disfrutar con su profesión, gozan siguiendo ver jugar. Existe una tercera categoría, añado yo. Los que dedican su tiempo en enseñar a los demás, a los jovenes, desinterasadamente, por amor al juego. Astiga reune las tres condiciones. Hasta los setenta años ha seguido calzandose la cesta. Lo ha hecho compartiendo con los chavales. Transmitiendoles conocimiento y sobre todo, amor por la especialidad. Así se lo hicieron saber el mismo día que las estrellas peleaban en el Citrus. Iban Salas, Jon Urdanpilleta, Jagoba Narbarte, Endika, Aduriz… discipulos suyos que le hicieron el arco de honor en su Michelin del alma. Mi hijo Jon desde la distancia, también uno de sus pupilos en un momento dado. Yo mismo di mis últimos pelotazos ensayando junto al Niño Jesús cuyo relato está en algún rincón de este blog. Hay muchas maneras de mantener viva una especialidad. La celebración del Citrus es una de ellas. También lo es que gente como Astiga y muchos monitores más dediquen su tiempo a enseñar, y a transmitir sobre todo: pasión.