Malas noticias, Bandini, malas. Voy a tener que colgar la cesta definitivamente. Sí, se acabó.
Llevaba varias semanas ensayando una vez por semana con mi amigo Perico del que te he hablado en alguna otra ocasión.
Empezamos con cautela. ¿Cómo responderá el brazo? ¿Y las rodillas? ¿Regresará aquella ciática de hace diez años que me dejó descojonado un par de semanas?
Lleno de dudas, pero animado por Perico que tiene más afición al jai-alai que los dos hermanos Mendi juntos, la cosa es que nos arrimamos al Atano III, un frontón de 36 metros, ideal para jugar a pies parados.
Sobrevivimos al primer ensayo. Nada anormal. Un poco de agujetas, más rígido de lo normal. El cuerpo no me mandaba señales, avisos de alerta, reseñables. Otro tanto tras el segundo ensayo, esta vez un poco más animados, unos pasos hacia adelante, a los lados. Incluso conseguía voltearme y rebotear a buena sin que la pelota cogiera pared izquierda. La cosa pintaba bien. Me veía ensayando con más de setenta años, como los Mirapeix y los Pedragosa en Barcelona.
Incluso me planteé ensayar en la canchita de North Miami con Jesús Olivera y sus muchachos dentro de unos días.
Sí, yo, North Miami, en medio de la cancha, dando un master class, rodeado de incombustibles hard core aficionados. Enseñándoles a arrimar la pelota, wallpaper, con el revés (lo unico que aprendí a hacer con cierta soltura en mis dos décadas como profesional, algo es algo).
“Mira, Jesús, le das un golpecito, un efecto, a la muñeca al terminar el swing y verás como la pelota busca la pared izquierda para perderse detrás de la pintura”.
A lo mejor, se me ocurrió, hasta podía organizar un clinic y convocar a aficionados de Saint Petesburg o de Connecticut (una manera de sufragar los gastos de tres semanitas de estancia en Florida).
Pues nada, Bandini, todo al garete.
Cuando iba como la seda, sobreviviendo sin lesiones, nos vinimos arriba. Yo me viene arriba.
“Perico, ¿Por qué no jugamos un partido a tres sets, seis tantos cada, como en Magic City?
Si le dije, ya le dije.
De estar jugando a ritmo “mirapeix”, pasamos a uno “north miami”. Una carrerita al ancho, a bote-corrido…
Un partido es otra cosa, Bandini. Algo más serio. Sacar a buena, rebasar la raya de falta (imposible hacer pasa), es ya una hazaña.
Durante el partido se me ocurrió aprovechar el saque, como hacíamos en la single en Bridgeport. Es muy sencillo. Buscas la última losa y, en este caso dándole con todas mis fuerzas, buscar la raya de la pasa. A poco que atines el tiro, la pelota rebasa al contrario. Un ace, un saque a rebote limpio.
Funcionaba en Bridgeport (hasta a “Mortel” Arratibel le funcionaba) y me funcionó estas últimas semanas antes de la tragedia. La pelota caliente acababa en la pared del rebote sin que Perico pudiera hacer nada. (Por cierto, es algo que hubiera podido incluir en el master class a Olivera y a sus jai-alai buddies).
Yo creo que mi perdición fueron los “pica y vetes” que tiraba Perico. Sí, estoy convencido. Jugando derecho andaba bien, pero a los lados… ¡qué calvario!
El jodido de Perico es de la escuela de Leonet, los dos son de Hernani, y no se si tiene algo que ver, algún maestro que tuvieron en común, la cosa es que cuando yo cogía ventaja en el marcador… ¡Taca! Pica y vete al canto.
Si hay alguna jugada traidora en el jai-alai es el pica y vete, en algunos sitios la llamaban “pica y huye”, la misma mierda.
¿Qué frustración?
En Tampa, prefería que saliera, estando yo a falta de tanto, Soriano a restar o Gorroño, que Leonet, otro derechista, pero con un pica y vete que hacía estragos.
Eso de que sigues la trayectoria, ves que va la bola va hacia el ancho… te entran las dudas ¿irá a las tablas? ¿entrará?
Y finalmente ves como bota dentro de la cancha hacia el cuadro doce y la pelota muere en el colchón por encima de la jaula. Y tú, a falta de tanto y a la jaula con una cara de comemierda.
Hay maneras de perder, Bandini. Honrosamente, un peloteo largo, una chula que te meten, un dos-paredes de tu rival…
¿Pero, un pica y vete?… ¡Qué crueldad!
Pues eso es, Bandini, lo que me ha estado haciendo mi rival del Atano III, a la mínima… ¡Toma! Pica y vete y tanto.
No me extraña que me haya lesionado. ¿Me ves a mi corriendo (es un decir) a mis 67 años detrás de la pelota?
Acabé vivo el ensayo-partido, me ganó por un un tanto en el tercer set, ya te puedes imaginar cómo hizo mi rival el último tanto…
Sí, de pica y vete.
Lo malo no fue lo humillante en sí de la derrota.
Lo peor vino la mañana siguiente cuando me levanté de la cama y vi mi pierna derecha (la buena encima), hinchada de rodilla para abajo hasta la punta de los dedos. Añádele molestias y a veces dolor en la parte posterior de la rodilla.
Han pasado varios días, el hinchazón sigue. Cita con el medico, con el masajista… y nada. Se me ha pasado acudir algún petrikillo (curandero) todavía quedará alguno por ahí…
Bandini, la cosa pinta mal. En casa me dicen que si vuelvo a las canchas, la jefa me pide el divorcio.
Tampoco puedo acudir a donde Sol en Miami, ahora que voy para allí en unos días.
En fin, Bandini. Le he llamado a Perico, que se busque algún colega, en Barcelona con los Mirapeix o en la canchita de North Miami con los Oliveras. A mi ya me han visto.
Esto es todo por hoy, Bandini.