Tarde soleada la del sábado. Maravillosa para pasear por la Concha o recorrer la cornisa cantábrica en un descapotable. Tarde poco idónea para meterse en un frontón y presenciar dos partidos de cesta-punta.
Sin embargo, hay un público fiel. Forman el núcleo duro de la modalidad. Son los die-hard, fanáticos en Florida y chalkies en Connecticut. Incombustibles en México. Los parroquianos en Gernika, Markina-Xemein o Donostia. Unos 100, 150, 200 o 250 seguidores en función de la zona geográfica. Lo componen familiares, amigos, aficionados, ex pelotaris nostálgicos…
Son leales e incombustibles. Aceptan lo que les echen. Y volverán una y otra vez. Es la Comunidad del jai-alai.
Gracias en parte a ese sector más la asistencia de otros 200 espectadores: turistas y visitantes ocasionales, el número de espectadores en el Carmelo Balda de Donostia fue el suficiente para que los feligreses no nos sintieramos como en misa de doce un domingo cualquiera.
En el primer partido de la tarde Goiko e Irastorza batieron en tres juegos a Barandika y Etcheto. Los veteranos tenían que ganar dos juegos a cero para poder aspirar a semifinales. Cayeron en el primero y ahí se truncó la esperanza. Sólo les quedaba salvar la honra. Acabar con la cabeza alta. Y lo lograron.
Barandika y Etcheto ganaron el primer set sin problemas. Sin filigranas. Irastorza no acababa de entrar en calor y falló varias pelotas no forzadas. Goiko no arriesgaba y en un abrir y cerrar de ojos se les fue el set.
El panorama cambió radicalmente en el segundo. Pienso que por dos razones. Los “chavales” con la clasificación en el bolsillo, se relajaron. De aquella estrategia ¡á bloc!… a tope. Que tan buenos resultados les dio la semana pasada, no quedaba vestigio alguno. Revolotearon por la cancha
La segunda explicación es que, a menudo, cuando una pareja gana el primer set, baja los brazos. Pierden intensidad y su juego se convierte en conservador. Hay, a mi parecer, algo psicológico en esta reacción. A los rivales les ocurre lo contrario. Esto de los juegos al mejor de tres tiene algo de diabólico.
A mi por la época en la que me tocó jugar, no experimenté en propia carne el aspecto psicológico de los sets. Es una simple impresión como miembro de la Comunidad.
Tras la victoria de los veteranos se me acercó un devoto de la Comunidad. “No le he visto tan mal a Irastorza”.
Efectivamente. El hasta hace unos pocos años, coloso de la zaga, cumplió con su papel. El Irastorza del sábado y el de hace 15 días, poco tenían que ver. Ahora bien, tampoco los “chavales”, Barandika y Etcheto, fueron los de la semana pasada. Esta vez se limitaron a levantar el pie del pedal y rodar como si se tratara de un paseo por un carril-bici por las calles de Donostia.
Irastorza cumplió porque todavia atesora clase y sabe jugar y dejar jugar. Sobre todo cuando `El Fenomeno´ despertó y pasó al ataque.
Se va de vacío Goiko pero no será de extrañar si le vemos en otro torneo, con algo más de zaguero, llevándose la txapela. En el segundo y tercer set demostró a pesar de las facilidades dadas por los adversarios que tiene armas para estar a la altura de cualquiera. Y cuando digo de cualquiera, lo digo sin excepciones. Sus cortadas son todavía demoledoras y su rebote de derecha sigue siendo único.
En el intervalo entre los dos partidos cerca de medio centenar de ex pelotaris puntistas pertenecientes al Jurasic Park guipuzcoano, desfilamos por la cancha para una posterior foto.
Acto seguido recibimos un diploma de reconocimiento: “Por tu dedicada carrera” de manos de la organización donostiarra del Grand Slam. Todo un detalle.
El segundo partido de la tarde fue un paseo triunfal por la cornisa cantábrica de Diego y López a bordo de un Cadillac descapotable. Perseguidos por Olharan y Del Río a bordo de una moto Sanglas con side-car.
´El Mariscal´ olió la sangre y mandó acelerar la marcha y ahí se acabó el recorrido.
Vimos a un López con ganas. Actitud ganadora. Y cuando el jefe viene así, sus perseguidores se salen en todas las curvas.
Había tanta superioridad en la zaga con pelota muerta, que sus rivales, en especial el correoso pelotari de Vitoria-Gasteiz, Del Río, quedó en evidencia. No pudo con el Flysch de Zumaia.
Olharan… ¡Ay!… Olharan. El espadachín de Pau. Pelotari fino de mucho arranque pero de motor limitado. Además, juega en desventaja. Anacrónico. Esa limpieza. Ese encestar y tirar… delicatesem. Un extraterrestre en el planeta Hegoalde. Una anomalía. Una pena.
`El Mariscal´ llevaba un chofer de lujo con gorra de plato. Experimentando. Conserva el carnet de primera y no comete una infracción ni de casualidad. Diego con buen caballo sigue siendo un buen jockey.
A partir de la segunda curva Olharan y Del Río se precipitaron por un acantilado.
El pequeño y el grandote forman un tándem difícil de batir. De lo que he visto hasta ahora en este Grand Slam de Donostia, son mis favoritos para llevarse el torneo.
El próximo sábado, con las cámaras de ETB-1, se enfrentarán a Erkiaga y a Lekerika en semifinales.
Partido de alto voltaje. Al `Mariscal´ se le ve con ganas. Al `Mago de Ispaster” no le veo confiado como en el Winter Series de Gernika. Y de Diego qué se puede decir a parte de que es más listo que los ratones colorados. Leke debe y tiene que demostrar estar a la altura del `Flysch de Zumaia´. Lo tiene complicado el zaguero de Gernika.
No se qué pensará el resto de la Comunidad.