El día de ayer, Thanksgiving Day, fue un día señalado en EE. UU. y en Canadá. Miles de pavos fueron sacrificados, menos uno que fue indultado por el presidente días antes. Millones de familias compartiendo mesa en una celebración, Acción de Gracias, en la que insisto, el pavo, protagonista estrella, pagó el pato.
Los orígenes de esta celebración no se libran de la controversia. Hay una hipótesis que sostiene y se remonta hasta el año 1620, la que señala cómo el gobernador de Plymouth, Massachusetts, organizó una fiesta de agradecimiento invitando a los indigenas que ayudaron con comida y enseñando a cosechar y a pescar a los primeros peregrinos que arribaron abordo del Mayflower.
Los pobres desgraciados, los primeros en llegar, no encontraron el oro y la plata que encontraron los Pizarro y los Cortés, en tierras de los aztecas y de los mayas. Una tierra inhóspita y un clima cruel les dio la bienvenida.
No pusieron a trabajar a los nativos, ni los esclavizaron, ni acabaron con la élite como los hicieron los conquistadores españoles, como sostienen los profesores de economía del MIT y de Harvard: Daron Acemoglu y James A. Robinson, en su libro: “Por qué fracasan las naciones”.
Las condiciones de vida que encontraron los primeros peregrinos, el instinto de supervivencia, les obligó a tener que buscarse la vida, a trabajar la tierra. A implantar instituciones democráticas con el fin de dar la palabra al colono. Si el trabajador no tiene protagonismo y el amparo de las instituciones, cae en el desaliento y la falta de motivación. Fueron las instituciones de corte democrático, inspiradas en Inglaterra, las que marcaron las reglas de juego con el paso de los años y permitieron una prosperidad, que opuestamente, no se dieron en México ni en Latinoamérica, incluso hasta la actualidad.
La semana pasada, una jueza de la corte federal, invalidaba el acuerdo entre el gobernador de Florida: De Santis, y los Seminolas. El republicano y los indios habían llegado a un Compact Deal, un acuerdo, en el que los indios se reservaban la exclusividad de cierto tipo de apuestas deportivas a cambio de una cantidad de dinero espeluznante. A raíz de ese acuerdo llegó el decoupling, la no necesidad de los casinos-frontones de mantener el jai-alai.
La jueza señala que tal decisión tiene que ser refrendada por la ciudadanía. Por lo tanto, de momento, es tan reciente la sentencia, las espadas están en alto.
El sistema que pone freno a los poderos, esta vez al menos, se ha activado. ¿Hubiera ocurrido algo semejante, pongamos en Mexico o en Venezuela o cualquier otro país en el que las instituciones están contaminadas?
El mundo de la apuesta en Florida es muy controversial y complejo. Hay intereses contrapuestos. Cómo acabará todo está por ver. Los tribunales, afortunadamente, la división de poderes, funciona. Ha funcionado.
Esta noche, viernes, vuelta al frontón. Quedan cuatro funciones. Imagino que las casi 500 butacas habilitadas se llenarán. Veremos caras nuevas. La gente sea irá arrimando a la despedida.
Mañana sábado noche será una función intensa. Todo el mundo querrá estar en la foto. Van a ofrecer paella a 12 dólares la ración. Reparto de trofeos y dos partidos por parejas a 10 tantos.
Nos quedan cuatro funciones, salvo que haya un indulto por parte de una jueza federal. Como el presidente que indulta a un pavo, indulto al jai-alai.
¿Imposible? Poco probable.