Había acabado de cenar cuando sonó el teléfono. Dudé en responder a la llamada. Quién demonios puede llamar a estas horas, a la una de la mañana, pensé. Estaba cansado y lo que quería era acostarme temprano, a la mañana siguiente teníamos matiné; por la tarde-noche, otra función. Además, había cantidad de lesionados y, cada pelotari, estábamos jugando de seis a siete quinielas por función. Una barbaridad.
Finalmente, decidí coger el teléfono. No me hubiera quedado tranquilo si no lo hacía. Me veía en la cama dando vueltas pensando quién habría estado llamando a ese horas. Tal vez una chica de esas que te dejaban una nota con un número de teléfono en el parabrisas del coche. Alguna que habría conocido en Pat´s o en Big Daddy´s. O puede que, simplemente, fuera una llamada anónima y nadie respondiera al otro lado del hilo telefónico. Me había pasado en las últimas semanas. Últimamente en el frontón y en la compañía, World Jai-Alai, estaban ocurriendo situaciones extrañas: cambios en el accionariado y en la cúpula directiva; dimisiones y fichajes de ex altos cargos del FBI procedentes de Boston. El vestuario revuelto… Continue reading