Para cuando llegamos a las inmediaciones del Principal Palacio una muchedumbre se agolpaba en la entrada del histórico recinto. Los mossos apenas podían mantener el orden. Pepe Chapazo y yo nos habíamos entretenido tomándonos unas cañas en la calle Ancha y ahora lo lamentábamos. Decenas de personas intentaban acceder al Palas. A duras penas nos colamos por la entrada donde nos encontramos con Josep, el ascensorista. Estaba que echaba humo, el elevador no funcionaba, un sabotaje, nos dijo, ha sido un sabotaje. No se si de la derecha, de la izquierda o de los nacionalistas, pero ha sido un sabotaje. Algún cabrón no quiere que el mitin de «Podemos» salga bien.
Sin dilaciones nos encaminamos escaleras arriba. No lo rápido que nos hubiera gustado, la cantidad de gente subiendo dificultaba el ascenso. A la altura del segundo piso alcanzamos a Garrito, con él iban Pedro Mir, Guillermo con Esther Williams y Anjelito Ugarte con Leonor, la hermana de Alicia Parlá, ex de Guillermo. Continuamos a paso vivo, estábamos ansiosos por llegar a la tercera planta.
Conforme subíamos podíamos escuchar el eco de los aplausos y gritos de: ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!… Por fin alcanzamos la tercera planta y atravesamos el portón que da acceso al frontón. Abrir la puerta y un griterío ensordecedor nos dio la bienvenida. El histórico recinto estaba a reventar. Dos mil personas, lleno total como en las grandes noches de tiempos pretéritos. Politicos infiltrados: Pascal Maragall, Borja Arriaga, Corresponsales de medios de comunicación de todo el mundo: Jai Alai News, The Guardian, The New York Times, Al Jazeera…
Un estrado colocado en mitad de la cancha. El publico rodeaba la plataforma y ocupaba las gradas, el palco y la galería superior. Un hombre joven con camisa morada y coleta se despedía de los asistentes. «No quiero la independencia de Cataluña pero se que la casta española ha insultado a los catalanes»…. Cada frase suya provocaba una salva de aplausos y vitores. A continuación dio la bienvenida al próximo orador, mientras él mismo arrancaba a aplaudir. Una figura oronda se levantó del banquillo donde una decena de personas permanecían sentadas. “Muchas gracias Pablo por darme esta oportunidad”, los dos se fundieron en un abrazo. Este también llevaba camisa morada y a pesar de su falta de cabello una coleta le llegaba hasta media espalda. “Ostis, Pep, pero si es el “Tot” (Totorika), no daba crédito a lo que mis ojos veían.
En el banco situado en el estrado permanecían sentados la plana mayor de “Podemos”: Monedero, Echenique, Iñigo Errejón y varias autoridades extranjeras: Nicolás Maduro, Raúl Castro… y con ellos, Martinez de Argote y el general Azurmendi. Este ultimo iba vestido con su uniforme de gala, un sable le colgaba del cinto por la parte derecha y una pala (de kilo) por la izquierda. Al pecho varias condecoraciones: la insignia de oro y diamantes del Deportivo, la laureada del Recoletos, la pala de oro del Euskalduna…
La idea fue de Iñigo Errejón, el estratega de Podemos. Convenía un hombre de tirón para acceder a la lehendakaritza de Euskadi, alguien con gancho, carismático, capaz de ilusionar al electorado, una punta de lanza para acabar con la casta de nacionalistas y unionistas en el Pais Vasco. Quién mejor que Totorika, popular, un hombre hecho así mismo. Contactaron con él en Malaga y al principio se negó alegando que él no era un politico al uso sino un emprendedor, un hombre de acción, un apóstol de la pelota. Pablo Iglesias logró convencerlo al prometerle que cambiaría radicalmente la correlación de fuerzas en el mundo de la pelota. La única manera de hacerse con el mando de la pelota era logrando la presidencia de Euskadi. Una llamada telefónica del general Azurmendi fue la clave para que Toto aceptara la propuesta. Pero puso una condición, que Argote se presentara por la lista morada para la alcaldía del Ajuntament de Barcelona.
Chapazo y yo conseguimos acercarnos al estrado. Nos percatamos que Raúl Castro y Maduro de Venezuela estaban sentados junto a Argote y Azurmendi. No cabía un alfiler pero seguía llegando gente rezagada. De pronto parte del publico comenzó a aplaudir girándose hacia la entrada. Era Fidel Castro que llegaba vestido con chándal y colores de la bandera cubana. Venía en silla de ruedas empujada por los hermanos Pita. Alguien del publico empezó a increpar a los hermanos Pita: “traidores, chaqueteros, comemierdas”…, era Charli Urizar. Carlos Pita dirigiéndose a Charli, le espetó. “Por tu madre, Charli, cállate la boca, comemierda, y escucha lo que te voy a contar”.
Tras dos años de arduas negociaciones entre los hermanos Pita y los Castro – la Santa Sede y el gobierno canadiense de mediadores– los Pita habían arrancado la promesa al régimen cubano que dentro del intercambio de embajadas entre USA y Cuba, se iban a reabrir el Jai Alai, el Habana-Madrid y el frontón de Cienfuegos. “Así que mantén el pico cerrado que a lo mejor te cae la intendensia de Sienfuegos”, le dijo Carlos Pita a Charli.
Los hermanos Pita subieron a Fidel al estrado al tiempo que el mayor de los Castro se dirigía a Maduro: “Nicolás, mariconsón, donde te metiste, hace tiempo que no me visitas”, los dos se fundieron en un abrazo.
Toto empezó su discurso vacilante, nervioso, un tanto incómodo. “Yo no soy un hombre de palabras”, micro en mano dirigiéndose a la muchedumbre. “Yo soy una persona de hechos”, arrancó los primeros aplausos. Por lo bajini, el general Azurmendi le azuzaba: “dáles caña Aitor, más caña”. Poco a poco fue hilvanando frases, recurrió a su biografía: “soy el hijo de un tendero que un día soñó que era posible cambiar la injusticia de este mundo por uno más justo. Uno donde los desfavorecidos recuperarían la ilusión y se acabaran las castas”… No pudo continuar, mencionar la casta, la palabra talismán, y el Palas se vino abajo… Dos mil gargantas empezaron a corear el: ¡Sí se puede¡.. ¡Sí se puede¡… ¡Sí se puede!…
Toto se vino arriba. Pablo Iglesias, Errejón, Monedero, Azurmendi… puestos en pie aplaudiendo a rabiar. El orador conectaba con los asistentes. La química se había producido. “Urkullu, Ortúzar, os tendí la mano. ¿Qué he recibido…? ¡Nada! el silencio por respuesta. Vuestra hora se ha acabado porque también vosotros sois casta y se os ha terminado el chollo. Ha llegado nuestra hora. ¿¡Se puede!?… ¡»Claro que se puede»¡
Otra vez el Palas se vino abajo. ¡Sí se puede¡.. ¡Sí se puede!… Qué era aquello, el histórico recinto convertido en una caldera, gracias al discurso de un expelotari que quería retomar el mundo de la pelota y devolverle su época de esplendor… ¿Dónde? Y en el Principal Palacio.
Toto se encontraba cada vez más a gusto micro en mano. Empezaba a disfrutar. Su discurso preparado de antemano por Pablo Iglesias echó mano de la improvisación. “Vamos a acabar con todos los chorizos corruptos, esos parásitos que lo único que hacen es quitar a los pobres para llenar sus bolsillos”.., aplausos, vitores, tuvo que parar el discurso. «¡Coñóóó…! Urbano, el exmasajista en Miami, dirigiéndose a un grupo dode se encontraban Katxín y varios históricos de Miami: Arratibel, Iriondo, Markoida… les dijo. “Apúrense, caballeros, así empesó la cosa en Cuba en el 59. Esto es el comunismo, Katxin, te lo digo yo. Vendan todo y vénganse pa ́Miami”.
Toto, levantando ambos brazos, instó al publico que dejara de aplaudir. Se oyó una voz: “Toto, queremos un hijo tuyo”. El de Durango no se inmutó y continuó con su discurso. Ya no era el orador vacilante, ahora era un animal en el escenario con dotes comunicativas bestiales, una mezcla de Allende, Fidel Castro y un telepredicador de Alabama. “Seguiremos incansablemente trabajando para acabar con la casta”… Tras oir esto, Vidarte, el de Aspe: ”qué dice, ¿que le devuelva la pasta?. Está arreglado”. La voz de Toto era un estruendo, resonaba por los altavoces. “A trabajar, a trabajar, hasta echarlos en el mar”, Toto se permitía licencias poéticas. “Anoche tuve un sueño. Yo me había convertido en lehendakari y lo primero que hacía era devolver la gloria al Ezkurdi, a Markina y a los “lunes” de Gernika”… “Aitor, no te olvides del Deportivo y del Euskalduna”, era la voz por lo bajini de Azurmendi. “Resurgía la pala”, ahora era Toto, “ y lo hacía como nunca jamás antes se ha conocido. Resucitaban Chiquito de Gallarta, también el Chiquito de “Eibar”, veía las gradas llenas y allí, la figura de el “Divino destacando entre todas ellas. No me vais a prohibir soñar porque hacerlo es el primer paso para convertirlo en realidad”. Se levantó de su silla el general Azurmendi y se fundió en un abrazo con Toto. «Dios te bendiga, Aitor». “Cóño, mi helmano”, era Raúl dirigiéndose a Fidel. “A este muchacho hay que llevarlo pa ́Cuba, este muchacho es lo que la isla nesesita”. «Y un carajo, me lo llevo para Venezuela», Maduro. Le sirvo un ronsito comandante”, Carlos Pita a Fidel. «Don’ worry Charli, al hijoputa a la vuelta lo enserramos en la segunda planta».
Toto se movía en el estrado de un lado para otro como Mick Jagger, su lenguaje corporal, el manejo de los silencios, elevando el timbre de su voz cuando la ocasión lo requería. Las cámaras de Zigor, Hanot y Gorka de Berdeak seguian cada movimiento del orador. Material impagable las escenas in situ, testimonio crucial para el documental: «Toto, el regreso del Mesías», a estrenar en el próximo festival de cine de Donostia.
Era su noche, su gran día después de aquel titulo de campeón del mundo aficionado y la apertura del frontón de Filipinas. El publico entregado, en su bolsillo. Mientras hablaba podía anticipar los titulares de los periódicos del día siguiente. “Toto, fuego en la palabra, la nueva estrella de Podemos” .
Había transcurrido una hora desde que Toto comenzara su discurso y poco antes de finalizar entraba por el porton el séquito de rezagados con Garrito a la cabeza, seguido por Pedro Mir, Guillermo con Esther Williams al brazo y Anjelito Ugarte con Eleonor, la hermana de Alicia Parlá, ex de Guillermo.
Para finalizar el mitin dudaron entonar «Els Segadors», «La Internacional» o el «Eusko Gudariak». Finalmente se impuso el criterio del general Azurmendi quien entonó pala en mano apuntando al cielo: «L’ Estaca» de Lluis Llach.
¡Urte Berri On! ¡Happy New Year!.. desde Barcelona, Martin Giralda.
P.D. Gracias al «Tot» (Totorika), a Jesús Azurmendi, hermanos Pita, Argote, al menor de los Urizar… por vuestra deportividad. Que se cumplan vuestros deseos en el 2015 porque, por poder… «Sí se puede»!
Un saludo de Paco Aguiló figura imprescindible en tiempos del frontón Balear de Palma de Mallorca a todos los pelotaris y sobre todo a los pelotaris que pasaron por Mallorca.