«La cesta punta inicia una nueva andadura, y de la mano de la Federación Vasca de Pelota, estamos impulsando un proyecto para reflotar nuestro deporte. En ello nos hemos implicado la mayoría de los clubes de Euskal Herria, así como muchos nombres propios de la cesta punta profesional. Nuestro objetivo es devolver la cesta punta al lugar que le corresponde, devolver el esplendor a una modalidad que se expandió por todo el mundo por su espectacularidad. Ahora todos vamos de la mano, y TOLOSAKO BEOTIBAR ZESTA PUNTA ELKARTEA quiere poner su granito de arena organizando un campeonato de primer nivel en categoría aficionada:
I MEMORIAL JOSE IGNACIO ELOLA
No somos responsables de la situación actual de la cesta punta, pero somos culpables si no hacemos nada por intentar cambiar la situación».
Las líneas de arriba corresponden a la presentación del Torneo I Memorial Elola.
«No somos responsables de la situación actual de la cesta punta…» vienen a decir.
Más alto se puede hablar, más claro no. Los organizadores de este Memorial y los que vienen organizando otras escuelas están actuando con responsabilidad. No merece la pena entrar en lamentaciones y críticas a unos y otros. Esta gente, en este caso: TOLOSAKO BEOTIBAR ZESTA PUNTA ELKARTEA, se ha puesto manos a la obra. Ha reunido a los puntistas aficionados mas destacados y los pone a jugar.
Si el acceso al profesionalismo está difícil, reciba el mayor apoyo el sector aficionado. Desde el ámbito político, IJAPA, federativo e incluso desde EITB. El Consejo Mundial, la Federación Vasca pongan en marcha un proyecto ambicioso para preservar e impulsar el mundo amateur. Sin recambio generacional, la modalidad está muerta. El mundo profesional americano se desmorona, el modelo de explotación que ha funcionado cerca de cien años tiene fecha de caducidad. El comunicado de los pelotaris de Miami es demoledor.
¿Cuál es el plan B?
No se le puede achacar a nadie la responsabilidad de la situación actual. No se trata de personalizar. Es una cuestión de paradigma. Un sistema, el de las quinielas en Norteámerica, que creíamos iba a funcionar eternamente, se ha venido abajo. Está ocurriendo en muchos sectores.
Cuando en la presentación señalan: (…) «pero somos culpables si no hacemos nada por intentar cambiar la situación». Ahí están poniendo el dedo en la llaga.
Los gestores de TOLOSAKO BEOTIBAR… lo tienen claro: (…) «poner su granito de arena organizando un campeonato de primer nivel». Esta gente quiere convertir el Beotibar en el «Habana-Madrid» de Euskadi. La catapulta para que los aficionados puedan exhibir su juego sin caer en el desaliento producto de un campo profesional incapaz de ilusionar.
Los pelotaris que debutaban en «La Bombonera» habanera tenían en mente pasar al Jai Alai, dar el salto.
Un Circuito Amateur con todas las de la ley podría servir de plataforma y a la vez de refugio para una hornada de chavales que en un contexto pasado cumplían con el cometido de ser, el relevo generacional. La Federación Vasca, el Consejo, IJAPA e incluso el Director de Deportes deberían de unir fuerzas para construir un modelo de campo amateur por doble motivo. Manejar la transición a otros sistemas de competición antípodas al sistema de la quiniela americana y, lo urgente en este momento, entretener a una generación.
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Hace unas semanas fue Humberto Elorduy; hace unos días Tomas Kortajarena. Gente de nuestra época, pelotaris con los que compartimos cancha, vestuario o, simplemente, fuimos compañeros en el mismo gremio. Dos atletas formidables, destacados zagueros allá donde jugaron. Goian bego. Descansen en paz.
Con el bermeotarra Humberto Elorduy coincidí una temporada en Hartford, no tengo gran cosa que reseñar, una magnífica derecha, un talento desaprovechado, una carrera descarrilada.
Tampoco llegué a jugar en el mismo cuadro con Tomás Kortajarena, un verano ensayando juntos en el «Arrate» de Andoain, el año en que los pelotaris que iban a jugar en Madrid con Lasa se quedaron sin novia y descompuestos, año 1983. Mi recuerdo de Kortajarena se remonta años atrás de cuando yo era un crío, once o doce años. Los estoy viendo, Chimela y él. Un revesista y un derechista, porque Tomás era un derechista con una derecha poderosa. Con menos de veinte años cuentan que en el frontón del D.F México, hizo estragos. No me extraña. Era un atleta.
El Beotibar por aquella época no tenía red protectora. Con los chavales de la escuela de cesta punta no había apenas incidencias, pero cuando aparecían los profesionales, sobre todo Chimela, Kortajarena –los jubilados que acudían a matar el tiempo, los curiosos que entraban y salían, porque el Beotibar ha tenido y sigue teniendo esa característica, ubicado en el centro del pueblo, el tráfico de gente era continuo– saltaban las alarmas. Todos los espectadores tenían que buscar refugio detrás del tabique, las columnas o simplemente cerrar los ojos… Los más prudentes seguían el ensayo desde el palco.
Una cancha de 44 metros, el Beotibar, el «Habana-Madrid» de Euskadi, un recinto donde el sonido de la pelota se amplifica por la humedad, donde cualquier profesional se siente pegador. Chimela y Kortajarena mano a mano, no podía ser de otra manera, allí no había cabida para más ensayantes. Cada vez más gente siguiendo el ensayo, el que entraba quedaba enganchado hasta acabar aquella exhibición de músculo y poderío. Espectáculo gratis y de alto riesgo. Cuando escapaba alguna pelota hacia las gradas, que pasaba a menudo, los espectadores desaparecían como si los hubiera tragado la tierra. Kortajarena tendría unos veinte años. Chimela unos cuantos más, era la época en el que el saltarín de Tolosa solo jugaba la temporada de Miami, el resto del año a la espera, unos cuantos ensayos en el Beotibar.
Los mejores puntistas del campo aficionado se van a dar cita en ese mismo escenario: el Beotibar de Tolosa en el I Memorial José Ignacio Elola. La gran final el ocho de diciembre. Si las noticias que nos llegan del sur de Florida invitan al desaliento, transmiten tristeza. Noticias como la programación de este Torneo en Tolosa son la mejor muestra de por donde tirar. Sin recambio generacional la modalidad está muerta. Si no pueden debutar al menos que tengan motivos para seguir. Un Torneo serio, bien organizado, siempre es motivador.