Una mirada a las apuestas de frontón

He vivido cerca de los partidos de cesta punta buena parte de mi vida. En México jugué más de 1200 partidos y entre Mallorca y Barcelona otros 400 o más. Hasta que llegué de Intendente al Principal Palacio de Barcelona no había pensado nunca que en todo frontón existe un público apostador y a decir verdad ni necesitaba saber ni menos pensar en ello. Pero ya de Intendente cambia la cosa, porque es obligación de uno montar partidos que empiecen igualados y que resulten atractivos para ver y por lo mismo hay que ir estudiando, o mejor mimando, a esos apostadores que en definitiva mantienen a todos incluyendo a los corredores. Así que hablaré de mis experiencias de diez años como  Intendente.

Los apostadores son muy especiales por lo general…creen que saben más que lo que en verdad saben y si están seguros que tal o cual pelotari gana cuando quiere, cuando pierde es que no ha querido. Le puedes explicar misa respecto a que no es igual jugar contra un derechista que contra un revesista, que uno le ataca en su terreno y el otro le elimina simplemente para que vea la pelota en el cielo continuamente….es igual, hoy no ha querido ganar. No digamos si encima es un apostador bocazas que es capaz de decir que le han robado.

Me ocurrió varias veces que todos los puntos coincidían en que el pelotari equis, normalmente uno que destacaba, ganaba siempre que quería por lo que yo Intendente, tenía dificultades a la hora de programarle partidos ya que de acuerdo a la lógica de los corredores el dinero tenía que salir a la par aunque yo viera que ese pelotari llevaba demasiados partidos  perdidos y además seguidos. Sin embargo el dinero siempre salía por él, era favorito para todos. Si le ponía un partido con posibilidades de ganar, no se apostaba nada y si le ponía al gusto de los corredores tampoco se apostaba nada porque a nadie le gustaba hacerlo con diferencias ni en momios ni en tanteador. Total….menos mal que en Barcelona los muchachos que destacaban por juego se los llevaban pronto a EEUU y yo me quedaba doblemente contento.

Corredor

En una ocasión se me presentaron todos los apostadores que estaban en un equis partido a exigirme que el delantero que perdió el partido no jugara nunca más en aquel frontón porque les habían robado. Yo ya había visto lo que pasó en la cancha. El delantero en cuestión, más o menos principiante con bonitas formas, pensó que estando 29-24 se podía arriesgar, entrar al saque y pulir su incipiente costado. Lo intentó bien pero pegó chapa, después contracancha y más chapas todavía y como el baturro del cuento ¨a Zaragoza o al pozo´´, se quedó clavado en 29. Lo curioso del caso y que más me llamó la atención es que le entró a todos los saques con la misma tranquilidad que en un ensayo. Bueno, los puntos que vinieron a mi oficina, que no pasaban de diez, aunque por el ruido que hacían parecían multitud, después de su exigencia se quedaron mirándome en espera de mi contestación y a mi no se me ocurrió otra cosa que empezar a contarlos a todos uno por uno. Cuando terminé les dije : Aquí estais todos los apostadores, por lo que alguno de vosotros habrá salido beneficiado si el pelotari  ha robado porque si fuera verdad con alguno estaría coludido, digo yo. Todos se callaron y en silencio y mientras unos a otros se miraban me salí tranquilamente y ahí acabó todo….eso sí, le di 15 días de permiso al muchacho para que se olvidaran de él y todos felices.

Hacía tiempo que yo venía pensando que las apuestas del frontón tienen una desventaja muy grande sobre las apuestas en los casinos, por ejemplo. En un casino puede estar un solo cliente y apostar lo que quiera, porque su contra es el mismo casino…sin embargo en un frontón  no se puede hacer eso porque la empresa no apuesta, sólo es intermediaria. Bueno, pues a eso en el Principal Palacio le traté de buscar una solución y después de consultar mi idea con los corredores propuse a aquellos apostadores exigentes y al que quisiera, que la empresa aceptaba la contra en una serie de apuestas. Había dos condiciones, la primera que había que apostar a sobre cerrado los tres partidos del día, desde antes de empezar el primer partido y la segunda que se la dieran al corredor porque este último garantizaba la apuesta previamente establecida.  El corredor daba las dos boletas, al cliente y a la empresa y se abrían los sobres al terminar el tercer partido. Al principio hubo una reacción muy positiva pero al poco tiempo se fueron echando para atrás todos y llegué a pensar que el apostador del frontón necesita creer que alguien le ha robado porque en caso contrario le pasa lo que en los pasillos se decía ¡!! Lo malo no es perder sino la cara que te queda ¡!!. Sigo pensando que el quid de los frontones está en modernizar las apuestas.

Todos pensamos que las apuestas de frontón son las más caras. De corretage se cobra el 20% más o menos. El Loto  y Loterías del 50 al 60%. Los casinos el 3% aproximadamente pero si se multiplican la cantidad de veces que en una hora se mueven las cartas y la ruleta resulta el peor. Se puede decir con toda seguridad que el frontón tiene el menor impuesto al juego .

Por eso repito, hay que encontrar la manera de modernizar las apuestas. Me gustaría tener la clave para esa modernización, pero por ahora….Un saludo a todos los que amamos la pelota.

José María Fernandez Urquiaga

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